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El 3 de mayo ya estará a la venta Escenario de guerra, de la…

El 3 de mayo ya estará a la venta Escenario de guerra, de la autora chilena Andrea Jeftanovic. Escenario de guerra fue galardonada con el Premio Juegos Literarios Gabriela Mistral, Consejo Nacional del Libro y la Lectura a la mejor obra editada ese año, y mención honrosa del Premio Municipal 2001.De Escenario de guerra se han dicho cosas como: ??  es una alta apuesta para esta joven escritora. Una apuesta arriesgada, especialmente en tiempos de rating y ranking de ventas. Quizás por eso atrae desde las primeras páginas de este nuevo camino que se abre para contar involucrando al lector.? (Roberto Amaro, La Nación). Más información: http://edicionesbaladi.blogspot.com/

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30 de abril de 2010
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La felicidad

 

 

Acabo de bajar de AVE y cruzo la plaza de Atocha. A veces todavía me viene a la mente aquel horrible scalextric que aplastó con su sombra la glorieta desde 1968 a 1985. Así fue el franquismo, como el scalextric, antiestético y tristón. Si querías sentirte mal sólo tenías que pasarte por allí en los días lluviosos. No podía ser más gris y deprimente. Pero si querías sentirte peor podías acercarte en verano, para que el cemento y acero te sepultaran bajo toneladas de calor rancio. Las obras que hacemos se nos parecen. No se puede escapar de la propia alma. Así que por mucho que se empeñen algunos, aquellos tiempos no volverán porque este país ya no se parece a aquella España de scalextrics y la prueba está en que al ciudadano de la calle le parece anacrónico y trasnochado lo que está pasando con el juez Garzón. Hasta que no seamos capaces de no tenerle miedo al pasado siempre planeará la sombra de ese pasado, las dos Españas, los rojos y los fachas y los combates en televisión con unos frente a otros haciendo perfectamente su papel. Mientras tanto los nietos de Franco se pasean de plató en plató, y la gente de la calle trata de sobrevivir y de ser feliz, como mi amigo Marcelino que todos los domingos sin faltar uno asiste a bailes de salón. Se pasa de ocho a doce de la noche entre tangos, valses, cha-cha-chas, salsa haciendo un alto para tomarse un pincho y reponer fuerzas. Aunque parezca mentira, aparte del caso Gürtel, de una justicia que los de a pie no somos capaces de entender (lo que significa que tendría que ser más clara, eficaz y cercana al ciudadano) y de la falta de dinero, la morosidad, etc. en Madrid funcionan de maravilla los bailes de salón. Son la válvula de escape de gente que ha decidido no complicarse e ir a lo fundamental, a lo esencial. El baile, la música. Agotar el momento. Marcelino vive en Leganés y debe de tener alrededor de sesenta años. Pinta paisajes y retratos, antes los vendía en el rastro, pero ahora trabaja por encargo. Tiene un estudio manchado de pintura, pero no es un bohemio, tampoco tiene pinta de artista ni lo pretende, y sin embargo lo es. Dice que le encanta su trabajo porque mientras la vista aguante podrá seguir con los pinceles a los ochenta. Y pintar es lo que más le absorbe en la vida. Dice entusiasmado que está haciendo un gran retrato de su padre ya fallecido. Y los domingos, a bailar. Se siente contento porque está alcanzado gran perfección en la danza. Marcelino tiene una cara ruda, dulcificada por el pelo rizado y un punto de candidez en su entusiasmo por la vida. ¿Es feliz Marcelino? Parece que sí y no necesita grandes cosas. Su secreto es que sabe entretenerse. Puede que la felicidad consista en eso, en saber entretenernos desde que podemos hacerlo hasta que morimos. Y este es un cambio que se está produciendo en nuestra sociedad. Antes a la gente había que entretenerla y ahora queremos entretenernos solos. Los bailes de salón, los gimnasios, corremos oyendo música, vamos en bici, hacemos deporte, queremos aprender nuevas cosas, leemos más que antes... Nos sentimos más seguros, y buscamos la felicidad. Incluso existe un Instituto de la Felicidad, ligado a una marca comercial.

La buscamos por todos los medios ya no solamente recurriendo al amor, ese recurso que nos eleva por encima de todas las miserias, sino que buscamos ser felices en todo momento, incluso sin estar enamorados, incluso en el trabajo. Las empresas están empeñadas en que los empleados sean felices trabajando y no tengan prisa por irse a  casa. Tratan de crear ambientes amables y distendidos con juegos y magníficas relaciones con los superiores, pero también (y esto supone un nuevo refinamiento) con la manipulación de los olores. Las tiendas ya los usan y hay empresas encargadas de diseñar los olores más convenientes para partidos políticos, grandes superficies, transportes o para promocionar la imagen de una ciudad. El olor es el recuerdo que más perdura y el que abre el resto de sentidos de forma espectacular. Así que un despacho tendría que oler a césped recién cortado por la mañana y por la tarde a algo así como cedro, canela y pachulí.

 ¿A qué huele la felicidad? Para Richard Wilkinson y Kate Pichett en su libro Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva (Turner) el aroma de la felicidad es la igualdad.

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30 de abril de 2010
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El Partenón, en venta

Que la Unión Europea no pasa por sus mejores momentos es fácil de deducir contemplando la foto de sus actuales dirigentes: al provisional Zapatero, ese hábil vendedor de humo al que sus adversarios toman por ingenuo, y al incombustible Durão Barroso, de nulo carisma, se les suman ahora un presidente del Consejo con cara de estar permanentemente desbordado y una "ministra de Asuntos Exteriores" que en sus mejores momentos parece una de esas puritanas amas de llave de las novelas de Agatha Christie. Poca cosa, como se ve, para afrontar lo que pomposamente siempre llaman "retos del siglo XXI".

Sin embargo, que los asuntos vayan mal, sobre todo en Grecia, no justifica la afrenta contra este país por parte de la prensa amarilla británica y alemana. El Bild, por ejemplo, un periódico que envenena diariamente a millones de lectores, además de afirmar que los griegos son genéticamente manirrotos, ha sugerido que se pongan a la venta bienes patrimoniales helénicos, e incluso islas, para paliar el desastre de la actual crisis. Con respecto a las islas, el tema no debería sorprendernos, pues hace unos años ya se debatió en el Parlamento alemán la posibilidad de adquirir Mallorca.

Con relación a los bienes patrimoniales, supongo que lo que más apreciarían los compradores alemanes es el Partenón. Pero no sería de desear que pagaran justos por pecadores y la sociedad griega, la primera en sufrir la rapacidad de sus especuladores, no debería ser privada, también, de sus tesoros artísticos. ¿Venderíamos la Sagrada Familia o la Alhambra para hacer frente a los desmanes de Fèlix Millet, el Pocero y la gente de esa ralea que con tanto ahínco ha trabajado para nuestro bienestar? Sería un escándalo. Pero la prensa alemana y británica no considera escandaloso que Grecia se desprenda de sus bienes patrimoniales para pagar su deuda. Se me ocurre una idea: Gran Bretaña y Alemania podrían enjuagar esa deuda pagando el "alquiler" de los tesoros griegos depositados desde hace siglos en el British Museum o en el Pergamon. Tener los frisos del Partenón en casa es un lujo al alcance de pocos y los lujos, hoy, deben pagarse.

El País, 13/03/2010

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30 de abril de 2010
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IV. Adiós a las poetisas

Siempre hemos dicho presidente, más allá de la legalidad de la regla de los participios activos, porque no se registraba el hecho de que una mujer presidiera un país, una asamblea de diputados, o una corte de justicia; su límite estaba en ser presidenta de las Hijas de María, o de las organizaciones de caridad. Ahora que es común tener presidentas de la república, y presidentas de todo, la vieja gramática tiene que abrir sus recintos cerrados y oscuros a las evidencias de los hechos, o quedarse haciendo el ridículo de reclamar que a las presidentas se les llame presidentes, como si los hombres les hubiesen prestado temporalmente el cargo. Por el contrario, es un cambio irreversible. En una cumbre, se sientan ahora presidentas y presidentes.

Ya se sabe que en español el plural masculino cubre ambos géneros. Esa es la vieja regla. Pero en la medida en que se da en la sociedad el avance de las conquistas femeninas en todos los campos, el del lenguaje no puede ser una excepción, y por eso es que hoy se dice corrientemente "los derechos de las niñas y de los niños", "la educación sexual de las jovencitas y de los jovencitos", que puede sonar repetitivo, y hasta cansino, pero que no es sino la muestra de una reivindicación, igual que se dice ahora "las poetas y los poetas", cuando tan bonita era la palabra "poetisa", desterrada con toda beligerancia, aunque aún sobrevive en las páginas del Diccionario de la Real Academia Española. 

Así es la vida.

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30 de abril de 2010
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Amistades peligrosas

Había reparado todo tipo de libros, desde Biblias hasta incunables con hojas a punto de convertirse en polvo. Era muy bueno devolviendo a su lugar las páginas arrancadas, en reparar las cubiertas y rociarlas con una solución química que les resaltaba la tinta. Por sus manos habían pasado manuscritos del siglo diecinueve, primeras ediciones de las obras de José Martí y hasta un par de ejemplares de la Constitución de 1940.  A todos les devolvió la elegancia que una vez tuvieron y al recuperarlos los leía, como el médico que quiere asomarse al alma de un paciente del que ya conoce muy bien las vísceras. Sin embargo, nunca había visto un libro como el que le trajeron esa tarde de finales de los años ochenta. Por su tamaño y grosor parecía el recetario de un dispensario farmacéutico, pero no contenía fórmulas químicas o nombres de medicamentos, sino que estaba lleno de delaciones. Era el inventario minucioso de todos los informes que los empleados de una empresa habían hecho contra sus colegas de trabajo. Sin percatarse de su indiscreción, la secretaria del director mandó a repararle ?al repertorio de denuncias? la cubierta raída y varios pliegos que se habían despegado. Fue entonces cuando llegó a manos del bibliotecario pertinaz aquel invaluable testimonio, en papel, de las traiciones. Como en la trama de Amistades peligrosas, en una parte se podía leer que Alberto, el jefe de personal, había sido acusado de llevarse materia prima para su casa. Pocas páginas después, era el propio delatado quien contaba las expresiones ?contrarrevolucionarias? que la auxiliar de limpieza había usado en el comedor. Los soplos se entrecruzaban e iban tejiendo un cuadro real y abominable donde todos espiaban a todos. Maricusa la contadora ?según testimoniaba su compañera de oficina? vendía cigarros al menudeo desde el buró, pero cuando no estaba en esa labor ilegal se dedicaba a notificar que la administradora se iba una hora antes del cierre. El mecánico aparecía varias veces mencionado por tener relaciones extramatrimoniales con la del sindicato y porque varios reportes contra la cocinera estaban firmados de su puño y letra. Al concluir la lectura, sólo se podía  sentir una pena enorme por esos ?personajes? obligados a interpretar una trama siniestra y desleal. Así que el restaurador devolvió el libro a la carrera, después de hacer el peor trabajo que sus manos habían ejecutado. Aún hoy, no puede dejar de pensar en los nombres, informes y acusaciones que aquellas páginas han seguido acumulando todos estos años.

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29 de abril de 2010
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Bégica como modelo

No está mal. Cinco crisis en los últimos tres años. La humorada todavía colaba hace unos años: Bélgica seguía funcionando perfectamente, mejor incluso, durante los largos períodos de Gobiernos interinos. Las crisis no eran tan malas porque a todas sobrevivían el país y los belgas. Pero ahora cada crisis pone mayor distancia entre las dos grandes comunidades lingüísticas, los valones francófonos, y los flamencos neerlandófonos, de forma que unos y otros van acomodándose, unos con euforia y otros con resignación, a la eventualidad de una partición del país.

Flamencos y valones viven en dos mundos separados y aparte en casi todo: lengua, medios de comunicación, territorio, partidos... Y apenas comparten tres cosas: la corona, Bruselas y la cancha de juego en la que se pelean y que obliga a complejas coaliciones de partidos de ambas comunidades para conseguir mayorías de gobierno. Bruselas no es tan sólo la capital, sino la sede de las instituciones europeas, residencia de millares de funcionarios y políticos de toda Europa y un suculento negocio para todos los belgas. Muchos creen que con república y sin capitalidad europea, Bélgica habría dejado de existir. Bruselas es el objeto central de la pelea, porque la capital y sus suburbios conforman el único territorio bilingüe y compartido. Entre 100.000 y 150.000 ciudadanos francófonos, que viven en las 35 comunas suburbiales, pueden perder sus derechos lingüísticos y la posibilidad de votar a partidos de la comunidad valona si prospera definitivamente el proyecto apoyado por los flamencos de reducir el territorio bilingüe y compartido a la estricta capital. Los francófonos se sienten amenazados y exigen como contrapartida un corredor que una la capital con Valonia, algo que rechazan los flamencos, pues temen el efecto de mancha de aceite francófona que actúa desde Bruselas y avanza en territorio de Flandes. Incluso en los grandes conflictos cuentan las personas. Bélgica tuvo que sacrificar a los intereses de la Unión Europea a quien se había revelado como un gran componedor en el conflicto entre comunidades, el primer ministro Herman van Rompuy, nombrado este pasado noviembre presidente del Consejo Europeo. Recuperó en cambio a Yves Leterme, un talento para el conflicto que ya había sido primer ministro y demostrado su escaso sentido diplomático para lidiar con sensibilidades comunitarias siempre a flor de piel. No es seguro que el reparto de papeles haya resultado muy efectivo. Van Rompuy, que tanto podía hacer por Bélgica, no es seguro que pueda hacer mucho por la UE y por las nuevas instituciones del Tratado de Lisboa, que han entrado en rodaje coincidiendo con la mayor crisis económica de los últimos 70 años. Bélgica tomará el relevo de la presidencia semestral de la UE el 1 de julio de la mano de España. Es muy probable que lo haga con un Gobierno interino, a la espera de unas elecciones o de la formación de un nuevo Gabinete, una tarea que puede prorrogarse durante varios meses en un país que ha llegado a estar sin Ejecutivo durante 190 días. La presidencia europea hará así un paso más hacia la irrelevancia, después de un semestre español dominado por la crisis económica en el que ha desaparecido el protagonismo que antaño tuvo el país al cargo. Así es como la crisis política belga, tan idiosincrásica, se cruza con las crisis europeas y adquiere el carácter de todo un síntoma. Bélgica perdió hace mucho tiempo su estructura clásica de partidos, organizada sobre las dos grandes ideologías que han articulado Europa desde la II Guerra Mundial. Entre los grandes países, Alemania en sus últimas elecciones y Reino Unido en las próximas se hallan ahora en caminos análogos. La fragmentación del espacio político y la aparición de populismos de toda calaña tuvieron en Bélgica un precedente en el nacionalismo extremista flamenco y la comunitarización de la vida política. Los flamencos van cada vez más a su bola respecto a Bélgica de la misma forma que los alemanes lo hacen respecto a Europa. Nadie tiene ni quiere tener una visión de conjunto. Y menos asumir responsabilidades desde la óptica de los intereses europeos. Las viejas solidaridades de hecho con las que se ha construido Europa se hallan erosionadas por los intereses particulares y los calendarios electorales. Y todo es parte de un intenso repliegue nacional y nacionalista, pero también de una provincianización europea que quizás no terminará ni con Bélgica ni con la UE pero nos seguirá hundiendo en la irrelevancia.

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29 de abril de 2010
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El bien y el mal

Para nosotros, los que pintamos; para nosotros, los que escribimos, para nosotros los que jugábamos al fútbol; para todos los que vivimos sucede de una manera patente, incuestionable, reiterada, rotunda que unas veces las cosas nos salen bien y otras nos salen mal.

Aún el más alto de los capitanes e despeña, incluso el mejor nuestros pintores admirados se equivoca, incluso el más  inteligente y bondadoso que arte el bien y la dicha a los demás, incurre en el mal, en el `

pecado voluntario o no, en el ridículo o en la insensatez.

 Esta ecuación universal dentro de la cual se halla la totalidad de los seres humanos brinda una clave  relajación tan eficiente que bastaría tenerla en cuenta para que todos los resultados pertenecieran a una misma empresa, una misma novela, una misma vocación disminuyeran su responsabilidad y su tensión, a veces torturadora.

Los Museos venden algunas obras de los artistas que posee durante siglos o decenios no porque quieran hacer dinero -o no necesariamente  con esa operación. sino porque convienen que esos cuadros que llevan expuestos no se sabe cuánto tiempo y ante los cuales han desfilado arrobados no se sabe cuántos cientos de miles de visitantes, son cuadros malos, regulares o fallidos. Cuadros vulgares,  maltrechos o desangelados o fracasados firmados por el mismo artista pero que como prueba de que no valen lo que deberían valer desean cambiarlos por otros muy superiores o más dignos, al menos.

Entonces, los del Museo proponen al dueño de la obra mejor del mismo artista, cambiársela por la que es peor y compensarlo con una suma dineraria que trate de equilibrar el canje. No pocos aceptan. La mayoría de las veces aceptan gustosamente porque nunca les molestó poseer una obra que sólo  un experto señala, más o menos secretamente, como de menor valor. En definitiva, si el dueño del lienzo tiene un Goya, tiene un Goya y se da  ampliamente por sentado que tener un Goya es como tener un Goya igual a otro Goya  y más todavía si  proporciones de las dos pinturas son aproximadamente iguales.

Lo  que ocurre,  verdaderamente, es que Goya pintó buenos y malos cuadros, como el compositor escribió buenas y malas partituras, el mismo poeta redactó buenos y malos versos. En la naturaleza del mundo, en la calidad de una inteligencia o un corazón humano, hay buenos y malos resultados, victorias y derrotas en el quehacer.

Yen definitiva, ¿cómo no admitir -aun sigilosamente- que se posee un Goya y es un mamarracho? ¿Cómo no ver que Messi ha fallado un gol  cantado? ¿Cómo no darse cuenta que un premio Nobel ha llegado a escribir esa desastrosa pieza en la misma continuidad de su creación?

El bien nos hace grandes pero el bien, a menudo, introduce un elemento de humildad, una dosis de error u óxido que como el hierro a los diabéticos nos sube el tono esencial de la sangre y nos empuja hacia la conciliación con nuestras obras  gracias, desde luego, a que todas ellas, al montón, serán  buenas y también malas en un azar propio del descarrío, la impotencia o la ontología de la imperfección.

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29 de abril de 2010
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Fuentes fidelinas

Guillermo Cabrera Infante vuelve a ganar una batalla póstuma mientras los hermanos Castro, uno en chándal y el otro de verde olivo completamente descolorido, siguen dando lecciones de autoritarismo en Cuba. Por un lado, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores ya anuncia para el otoño la aparición del primer volumen de las obras completas del escritor, dedicado al cine, y donde se recogerán, junto a clásicos del calibre de ‘Un oficio del siglo XX' y ‘Arcadia todas las noches', gran cantidad de material inédito en libro (entrevistas, reseñas, textos sobre películas) firmados por su alter ego G. Caín. Pero ahora la novedad, publicada por esa misma editorial, es ‘Cuerpo divinos', extraordinaria amalgama de relato de iniciación erótica y memoria personal del tiempo inmediatamente anterior y posterior a la revolución de 1959.

     Es el libro más directo, más contundente y evocativo de Cabrera Infante, y sin duda el más desprovisto de sus celebrados retruécanos y ‘puns' verbales. Hay, con todo, episodios de una irresistible comicidad, como la entrevista del entonces crítico de cine Caín a Alec Guinness, que estaba rodando en Cuba y recibía en el plató a su amigo Noel Coward, quien sólo dirigió su atención a los periodistas jóvenes y guapos, o la visita del narrador al burdel habanero (páginas 150-154) donde, con un homenaje de pasada a Faulkner, destaca la figura de La Chimpancé, una prostituta mulata de cara poco agraciada pero asombrosa sabiduría sexual, sobre todo en el trato con clientes de gusto macabro y zoológico. También encontramos en las más de 550 páginas de ‘Cuerpos divinos' retratos del natural -trazados con gran viveza y economía expresiva- de Hemingway, del pintor Wifredo Lam en el acto ritual de quemar sus cuadros, de los fotógrafos Korda y Jesse Fernández, de Lezama Lima, el gran gurú poético de la isla llamado por algunos bromistas de su entorno José Dalai Lama, sin faltar los de los políticos y revolucionarios del momento; es muy sugestivo el del ‘Che' Guevara, descrito con toda la parafernalia vestimentaria de la leyenda, que Cabrera Infante, con su humor agudo, rebaja bastante sacándole al ‘Che' un parecido -razonable- con el caricato mexicano Mario Moreno ‘Cantinflas'.   

       Las ciento cincuenta páginas finales del libro están entre lo mejor de la obra del autor de ‘Tres tristes tigres': una crónica de los preparativos del golpe de estado, la huida vergonzante del dictador Batista y la toma del poder de los rebeldes de Sierra Maestra, vibrante victoria que a lo largo del tiempo acabaría en degradante derrota de la libertad. Aquí se advierte el talento periodístico del novelista, sus dotes de composición en simultáneo, la percepción profunda y la velocidad para el apunte, sobre todo cuando Cabrera forma parte del séquito que acompaña al recién instaurado Fidel en sus primeros viajes de estado. El libro se hace entonces apasionante recuento histórico, lo que no impide una socarronería mordaz inspirada en las "fuentes fidelinas" de un Comandante visto a menudo en calzoncillos escasamente limpios y emanadores de un tufo que quizá anunciaba la podredumbre futura del castrismo.

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29 de abril de 2010
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Ideología de la evitación del sufrimiento

José Lazaro- Decías que en el registro de las diatribas filosófico-ideológicas se ha abierto  camino  la idea de que el único problema es el sufrimiento, y que esto constituye el sustrato ideológico de la actitud animalista...

V- Sí, pero objeto a los defensores de la tesis que el sufrimiento o su evitación en general no puede ser el único problema, entre otras cosas porque sin sufrimiento no hay vida, ni vida animal, entonces eso es un autentico absurdo ¿cómo va ha ser el único problema- y ni siquiera el central- el sufrimiento? El sufrimiento es una cosa que debemos asumir y gestionar, esto es lo que debemos hacer, asumir y gestionar el sufrimiento, no intentar negarlo o evitarlo a todo precio.

Por otro lado, los apóstoles de  la religión de la evitación del sufrimiento saben perfectamente que responder a todos los corolarios de las máximas objetivas de acción que se han trazado llevaría a situar a nuestra especie en contradicción con ella misma. Lo saben  perfectamente al menos en su inconsciente, pero las contradicciones no les afectan:  las contradicciones a las religiones les son completamente igual. Si no fuera así, pues "tres personas distintas en un único Dios verdadero", es decir algo que niega el principio de individuación, difícilmente colaría..., pero no pasa nada.

J- No pasa nada, porque la creencia de alguna manera esta libre del principio de no contradicción. Ahora, esa diferencia, que me parece interesantísima, entre ideología frente a la reflexión racional critica que nos permite entender lo real, la ideología que de alguna manera lo oculta, eso establece como una distinción entre las ideas que nos iluminan y las ideologías que nos ocultan, y ahí habría que ver un poco cada una como funciona, porque, claro, Freud al igual que Marx nos ayudan a ver lo real, pero cuando el freudismo se convierte en una doctrina que se aplica de manera mecánica, empieza a funcionar como una ideología.

V- Pero entonces es otra cosa, y esa cosa a mi poco me interesa.

J- Ya pero es que esa otra cosa es la diferencia entre el pensamiento en acto y su esclerosis en un sistema de creencias.

V- Simplemente, los prejuicios. Vamos a ver, cuando un juicio no es reflexionado críticamente en acto se convierte en prejuicio. Pero eso es una cuestión casi de La Crítica de la razón pura.  El asunto es que cuando se vive en un mundo social sustentado en prejuicios, obviamente no hay posibilidad de actualización de la razón. El ser de razón lo que necesita es juzgar en todo tiempo.

J- El ser de razón necesita pensar...

V- ¡Pensar! Entonces cuando erige cierto aspectos de su pensamiento en postulados no susceptibles de ser confrontados, esta dejando de pensar. Salvo cosas elementales, es decir, yo erijo en aspecto de pensamiento el postulado kantiano del imperativo categórico, eso si lo erijo.  

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29 de abril de 2010
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