Skip to main content
Escrito por

Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

Blogs de autor

La doble verdad

Venía a decir en el texto anterior que aquellos mismos que están inclinados a aceptar que la Many-Worlds Interpretation tiene gran potencialidad para dar base teórica (no  costosa para las exigencias de la razón)  a los fenómenos descritos por la Mecánica Cuántica,  potencialidad en suma para salvar los fenómenos (objetivo fundamental de la Filosofía según Platon y Aristóteles), conservan su escepticismo respecto a que la cosa sea así. Estamos en un nueva manifestación de la doctrina (o al menos el sentimiento) de la doble verdad, que remonta a las diatribas de la Escolástica y que tiene momento álgido en la célebre carta del Cardenal Roberto Belarmino en la que a la vez declara que la tesis heliocéntrica defendida por Galileo no encierra peligro alguno mientras se trate de una mera hipótesis explicativa de los fenómenos naturales, pero sería blasfematoria si pretendiera que realmente la tierra gira en torno al sol.

Recordaré  que en 1599 Belarmino había dirigido el proceso inquisicional contra Giordano Bruno, condenado a ocho años de prisión y finalmente a morir en la hoguera por sus teorías sobre la infinitud del universo y sobre la multiplicidad de sistemas solares (conjetura tan alarmante quizás entonces como hoy puede serlo la de los múltiples mundos).

La carta de Belarmino relativa a los trabajos de Galileo, escrita en 1615, está dirigida a Antonio Foscarini, carmelita, amigo y colaborador del filósofo, y en principio no hace sino elogiar la sensatez de Galileo al no superar los límites de la ortodoxia, a diferencia de Copérnico que, a juicio del cardenal,  sí había dado tal salto:

"Estimo que su merced y el señor Galileo actúan prudentemente limitándose a hablar ex-suppositione (por hipótesis) y no absolutamente, como siempre he creído que ha hablado Copérnico. Pues decir que en el supuesto que la Tierra se mueve y el sol se halla estable, se salvan las apariencias mejor que con poner las excéntricas y los epiciclos, es un perfecto decir, no hay en ello peligro alguno, y tal cosa es suficiente para el matemático. Mas pretender afirmar que  realmente el Sol se halla en el centro del mundo y gira tan sólo en sí mismo sin trasladarse de Oriente a Occidente, y también que la Tierra se encuentra en el tercer ciclo y con extrema velocidad gira en torno al Sol, ello conlleva peligro no sólo de irritar al conjunto de los filósofos y teólogos escolásticos, sino incluso de perjudicar a la Santa Fe, tildando de falsas las Santas Escrituras (...) Como vuestra merced sabe, el Concilio prohíbe interpretar las Escrituras en contra del consenso de los Santos Padres. Y si su merced quisiera leer, no digo ya los Santos Padres, sino los modernos comentarios sobre el Génesis, sobre los Salmos, el Eclesiastés o Josué, encontrará que todos coinciden en interpretar ad litteram que el sol está en el Cielo y gira en torno a la Tierra con suma velocidad, y que la Tierra, alejadísima del Cielo, se halla inmóvil en el centro del mundo. Considere Usted con su prudencia si la Iglesia podría soportar que se de a las Escrituras contrario sentido al de los Santos Padres y a todos los intérpretes griegos y latinos. No cabe responder que esta no es materia de fe, porque si no lo es en razón  dell tema tratado  (ex parte obiecti) sí lo es en razón de quien lo trata ( ex parte dicendis).  Y tan herético sería el  que afirmara que Abraham no tuvo un hijo y Jacob doce, como el que dijese que Cristo no nació de Virgen, puesto que una y otra cosa las dice el Espíritu Santo por boca de profetas y apóstoles"

Roberto Belarmino viene a sostener que la construcción sobre la base de mera hipótesis matemática pesa en la balanza frente al discurso geocéntrico de los peripatéticos, pero es ciertamente repudiable cuando la tesis geocéntrica se sustenta en lo absoluto, es decir, en la palabra fundadora, en el Génesis y el libro de Josué. La cuestión teológica se halla estrechamente vinculada a las controversias ontológicas y determinando conjuntamente las posiciones que cabe tolerar en el marco regido por la razón experimental. La transmisión evocada por Roberto Belarmino es hasta tal extremo fruto de sujetos identificados a la verdad sustentad en el verbo que, considerando quien habla (ex parte dicendis), el texto por entero es sagrado, hecho ante el cual poco peso tiene la casuística respecto a lo que se dice (ex parte obiecti).

A lo irrelativizable de la palabra originaria y a la imposibilidad de someterla a criterios de verificación extrínsecos es a lo que apunta Roberto Belarmino en su escrito. Volere affirmare realmente equivale a remitirse a a lo que indica el texto revelado, mientras que por el contrario, parlare ex suppositione es propio de aquel que aspira tan sólo a asentar con coherencia racional ciertos hechos. No hay peligro alguno en efectuar una construcción sobre la hipótesis heliocéntrica, ni en integrar en ella la pluralidad de fenómenos que percibimos. El peligro reside en pretender que tal edificio es real, o sea, la cosa, res, misma erigida sobre el verbo. (Recordaré que Roberto Belarmino fue en 1931 nombrado Doctor de la Iglesia y que un año antes el Papa Pio XI le había beatificado).

Leer más
profile avatar
15 de enero de 2010
Blogs de autor

Un solo kósmos: creencia en el sentido de ortega

"Cuando, para recorrer las arterias de la ciudad subterránea, nos embarcamos en las olas negras de nuestra propia sangre,  como en  un río del olvido interior y de sextuplicados  repliegues, entonces tremendas imágenes solemnes se muestran a nosotros, nos interpelan y nos abandonan fundidos en  lágrimas." (A la Recherche du Temps  perdu, La Pléiade 1989, III, 157)

 Aludía en un texto anterior a la observación de Marcel Proust relativa a la ausencia de garantía de que el ser que se sumerge en ese letos interior que es el sueño se reencuentre siendo el mismo al despertar. E indicaba que esta preocupación por las condiciones de posibilidad del mantenimiento de la identidad no es exclusiva de las disciplinas literarias o de la reflexión psiquiátrico-psicoanalítica. Señalaba así que cabe reencontrarla en el seno de una ascética disciplina científica, concretamente en la teoría llamada de los múltiples mundos (Many-Worlds interpretation), con la que algunos físicos y filósofos de la física intentan ofrecer una alternativa a la versión filosófica digamos canónica de la Mecánica Cuántica.

Uno de mis antiguos alumnos, un tiempo becario en Alemania, me contaba que asistió en Berlin a un sesudo debate sobre las diferentes teorías que se disputan el espacio hermenéutico de las descripciones y previsiones (en general fuera de toda racional duda) de tan importante disciplina como es la Mecánica Cuántica, y que cuando llegó el turno de la interpretación Many-Worlds había en el ambiente como una sonrisa de cómplice  escepticismo. Lo curioso es que tal escepticismo no podría de manera alguna ser provocado por el formato de la presentación, pues este no es sino el único hoy pertinente en física, es decir,  casi exhaustivamente matematizado y concretamente vinculado a lo que se denomina formalismo matemático de la Mecánica Cuántica, formalismo al que no se hace objeción mas que en un punto, aunque ciertamente central, un postulado cuya aceptación... es quizás mucho más peliaguda para la razón filosófica clásica que la aceptación de los múltiples mundos (postulado sobre el que habrá ocasión de volver).

Estoy simplemente sugiriendo que lo que desconcierta y provoca resistencias en la teoría de los múltiples mundos no es tanto el soporte en el que se basa y la racionalidad de la propia teoría, como el carácter barroco de los corolarios que de ella se infieren. Por decirlo llanamente: la Many-Worlds Interpretation quiere salvarnos de males filosóficos que cabe considerar mayores, obligándonos a asumir consecuencias que  repugnan menos  a nuestra razón que a nuestras creencias. Por decirlo aun más llanamente: que no haya más mundo físico que el que hay es algo que no inferimos racionalmente a partir de premisas fundadas, sino que aceptamos desde el principio, algo que constituye un axioma en el sentido griego (tiene pues para nosotros la dignidad de lo incondicionado) o mejor aun, una creencia en el sentido de Ortega, es decir: no una idea contingente que nosotros poseemos, pero que podríamos no poseer, sino una idea que nosotros somos, una idea constitutiva.

 De ahí la dificultad, sino la imposibilidad, de ir más allá del respeto a la estricta formalización matemática; dificultad para abandonar la lectura o la conferencia sobre la Many-Worlds Interpretation dispuestos psicológicamente a extraer los corolarios prácticos de la teoría. De ahí que- de hecho- sigamos comulgando con las versiones Standard de una disciplina científica clave en nuestro mundo (¡no en un inexistente otro!), por mucho que estas versiones fuercen a nuestra razón a casarse con algunos de sus enemigos. Pues la razón pesa desde luego menos que la convención absoluta o incondicionada.

 Y cabe conjeturar que la convicción de que sólo se da un mundo, tiene base en  la convicción de que hay un solo principio rector absoluto (es decir fuente de leyes y por ende no sometido a las mismas). Para excluir la existencia de una pluralidad de tales principios rectores (cada uno de los cuales debería tener su propio horizonte de gobernación) Aristóteles cita los versos siguientes de Homero (Ilíada, II, V 204), ciertamente cargados de resonancias: "No es buena la dirección de muchos; ¡un solo conductor! (oùk àgathòn polukoiraníe; eîs koíranos) "

Leer más
profile avatar
13 de enero de 2010
Blogs de autor

El problema de la identidad personal

He abordado aquí en múltiples ocasiones problemas relacionados con la identidad personal, y lo he hecho generalmente por mediación de textos literarios. Así Proust podía una y mil veces preguntarse si los seres a los que el tiempo ha moldeado tan brutalmente en su aspecto físico no han sido asimismo radicalmente transformados en los rasgos definitorios de su personalidad. Y nosotros podemos tras él preguntarnos si cuando  despertamos tras un sueño en el que afloran los fantasmas más temibles del inconsciente seguimos siendo la misma persona que se durmió placidamente, creyéndose reconciliada, e ignorante de que encerraba en sí una ciénaga de larvas que buscan desplegarse. Aun en la hipótesis de que no hay recuerdo de sueño alguno, sino sólo el sentimiento de haber tenido un plácido reposo, no hay seguridad de que se trate tan sólo de un paréntesis, tras el cual se restablece el mundo que antes se daba y del que mi persona  constituía un ingrediente. Adentrado en este  problema de la identidad personal un físico y filósofo de la universidad de Stanford  (L. Vaidman "Many- Worlds Interpretation of Quantum Mechanics" The Stanford Encyclopaedia of Philosophy, 2002) utilizaba una  imagen que aquí retomo libremente, modificando y añadiendo aspectos.

 Antes de que se le administre una píldora que tras dormirle modificará su personalidad o bien en el sentido de venir a ser A o bien en el sentido de venir a ser B,  H es informado de que en función de ello se le trasladara a la habitación A o a la habitación B, ambas por él conocidas.   El hombre se despierta y antes de abrir los ojos se pregunta cual de las dos hipótesis se ha verificado (cosa que los que le manipulan saben ya perfectamente) estableciendo conjeturas al respecto que son en última instancia cálculo de probabilidades, no sobre algo que va a ocurrir, sino sobre algo que ya ha ocurrido. Tanto si se ha convertido en A como si se ha convertido en B tiene en H un ancestro, tiene pues  en común con el otro un pasado, pero no desde luego un presente y en modo alguno un futuro.

L. Vaidmann apunta con su imagen de la doble habitación a justificar que en un mundo plenamente realizado no está excluído que se avancen hipótesis sobre su grado de probabilidad, probabilidad sustentada en que  el sujeto está en la ignorancia de la situación, la cual se supera en el instante en el que H abre los ojos. Tenemos aquí una muestra de cómo  el problema de la identidad personal en el seno mismo de una ascética teoría científica.  Este problema y muchos otros que hacen que la filosofía es en gran parte efectivamente meta-física, reflexión tras la física, asunción y exploración de las aporías derivadas de las descripciones y previsiones que constituyen el mundo de la física.

Con motivo de la presentación de un trabajo de investigación realizado en mi universidad por una profesora de física, trabajo cuyo objeto era establecer el estado de la cuestión sobre las implicaciones filosóficas de esta teoría física -de gran relieve-  conocida como Multiples Mundos, y de la que el evocado Vaidmann es un representante   la comisión deliberó un largo rato, no ya sobre  cuestiones técnicas (¿cómo hacer compatible probabilismo ontológico y determinismo?; si no hay colapso, si se dan todos los resultados posibles de una medida-cada uno de ellos forjando un mundo- en un sistema que evoluciona determinísticamente,  ¿qué sentido tiene seguir manteniendo que cada resultado tiene su probabilidad y que además esta probabilidad coincide con la avanzada por la interpretación ortodoxa de la Mecánica Cuántica?, etcétera), sino también sobre asuntos tan curiosos como el de la ruleta rusa: dado que hay múltiples mundos podría sin aprensión jugar a la ruleta rusa digamos cuántica, puesto que si pierdo en uno de los mundos seré rico en ese otro mundo en el que el resultado es el premio. Obviamente surge entonces el problema de saber si el afortunado y el desdichado pueden coincidir, lo cual parece poco probable pues, en términos de la jerga, sería como aceptar que además de  una  superposición de vectores representativos del estado del sistema (el vector que tiene como resultado la muerte y el que tiene como resultado la riqueza) se daría  también  un vector único en superposición.

Lo curioso de esta y otras discusiones  en las que está en juego el problema de la identidad personal, es que parecen transcurrir en un universo puramente abstracto, entre otras razones por la dificultad de conocer la función de onda de los entes que percibimos en el mundo real, con lo cual los pontífices de esta teoría (los Everrett, Vaidman, Deutsch, Wallace, etcétera) discuten sobre conjeturas eventualmente clarificadoras y explicativas ( resulta bastante convincente la tesis de que en realidad no hay colapso y que todas los resultados se dan objetivamente y evolucionan deterministicamente) pero de las que resulta difícil afirmar que  "verdaderamente así es" (verdaderamente cada resultado de una medida supone un mundo). Viejo asunto que remite a la posición del Cardenal Belarmino en una carta de advertencia dirigida indirectamente a Galileo: una cosa es decir que con la hipótesis heliocéntrica se "salvan mejor" (es decir, se explican mejor) los fenómenos físicos -"no hay en ello peligro alguno" dice explícitamente el Cardenal y otra cosa es pretender "que realmente es así".  

Leer más
profile avatar
6 de enero de 2010
Blogs de autor

Tras la física

El físico Erwing Schrödinger, celebre por las ecuaciones que en Mecánica cuántica llevan su nombre,  sostenía que uno de los rasgos que singularizan a la civilización griega es la convención de que el conocimiento del orden natural transforma al que accede al mismo, pero no modifica el objeto u objetos conocidos (aspecto por el cual se establecería desde el origen una diferencia entre la ciencia,  animada por objetivois de pura inteligibilidad y lo que hoy denominamos técnica). Schrödinger era tanto más sensible a las implicaciones de esta creencia, a su peso en la historia de nuestra relación con la naturaleza, cuanto que la disciplina que profesa tiene irrefutables pruebas de que no siempre la cosa es así, que en ocasiones el hecho de determinar una determinada propiedad de un objeto implica excluir que en ese objeto se de ya con precisión otra propiedad que antes tenía. Pero bueno es detenerse  en la vertiente subjetiva del asunto, en el hecho siempre reconocido de que el conocimiento transforma al que accede al mismo, para preguntarme esencialmente: ¿hasta qué extremo?

Leer más
profile avatar
30 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Apólogo de la presencia de un intruso

Supongamos que  un ruido no familiar me despierta en la noche. En la oscuridad de la habitación me embarga el temor de que un extraño se ha introducido en ella. Me esfuerzo en apartar la idea, pero recuerdo que, en razón del calor, he dejado abierto el balcón en la sala contigua, y que la calle se encuentra  a escasos metros. La presencia de un intruso no es pues imposible, no hay probabilidad cero de que así sea. Me hallo escindido entre dos horizontes muy diferentes, determinados por dos probabilidades:

 1) La probabilidad  de que no haya nadie, que me tranquiliza y me mueve a intentar conciliar de nuevo el sueño.

2) La probabilidad real de que haya un intruso, que me obliga a aventurar conjeturas que pueden tener enormes consecuencias, como la de ser agredido, o la de adelantarme yo mismo a la agresión, lo cual según como vayan las cosas puede incluso convertirme en algo tan inesperado en mí como un homicida, etcétera.

En suma: el avance  de dos conjeturas cuyo grado de probabilidad no es nulo conduce a una forma de desdoblamiento de la personalidad. Esta quiebra psíquica puede resultar más insoportable aun que la conjetura negativa, por lo cual para superarla me decido a...encender la luz, comprobando quizás felizmente que no hay nadie.

                                                          ***

Modificaré el apólogo que precede, introduciendo una premisa filosófica, que de momento pido al lector que postule, es decir, acepte sin reflexionar si es razonable o no:

Toda hipótesis que no tiene probabilidad cero, toda hipótesis que reúne condiciones de posibilidad, reúne también las condiciones de necesidad, o en otros términos: todo lo que es posible necesariamente se realiza.

 

Sometidos a esta premisa volvamos a la situación de mi despertar en la noche en plena oscuridad: la probabilidad  de que haya penetrado un intruso no es nula, por consiguiente el intruso está ahí; la probabilidad de que no haya penetrado el intruso no es nula, por consiguiente el intruso no está ahí. Situación pues ontológicamente bipolar la mía: soy a la vez aquel que debe conciliar el sueño para estar en condiciones de realizar su cotidiana tarea al día siguiente, y aquel para quien el sueño sería un disparate, aquel que tiene urgencia en alzarse y acaso esgrimir un arma.

 

¿Qué pasa ahora si enciendo la luz y compruebo que hay efectivamente un individuo al que- adelantándome a su agresión- reduzco? Obviamente yo soy esa personalidad temperamental, apta a adelantarse a una agresión y hasta complaciente en la pelea. ¿Qué se ha hecho pues de mi personalidad pacífica y quizás algo pusilánime, que tendía a descansar para estar en condiciones de rendir en el trabajo al día siguiente? Pues no tuvo ocasión de imponerse a la otra se diría clásicamente. Respuesta a rechazar de inmediato si seguimos fieles al postulado de que lo que tiene condiciones de posibilidad reúne también las condiciones de necesidad:

El yo conciliador tanto en lo referente al sueño como en las relaciones con los demás, ha tenido su espacio de realización plena, pues el hecho de encender la lámpara no ha hecho en absoluto colapsar la plácida situación en la que en el dormitorio  me encuentro solo, sino que meramente esa situación es contemplada por un yo diferente del que ahora está llamando a la policía.

Y ¿qué tiene en común este yo al que amenazan pleitos con el que se dispone a dormir placidamente? Pues el pasado, un pasado que llega hasta el momento en que la lámpara -al iluminar la habitación- les escindió. Yo, que espero a la policía, ignoro si el que quedó solo en la habitación está quizás impedido de dormirse por un síntoma alérgico, o si ha decidido aprovechar la circunstancia para levantarse y adelantar su trabajo; yo que espero a la policía vivo en otro mundo, un mundo ortogonal al suyo, un mundo sin comunidad de presente o de futuro con el suyo.

Leer más
profile avatar
23 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Lo que somos capaces de explorar

Cuando hace algo más de dos años empecé desde Venecia a participar en este boomerang, mis textos eran de carácter fundamentalmente filosóficos. Tras varias inflexiones e incursiones por diversos campos, salpicadas a intervalos por una presentación  hermenéutica de textos de Marcel Proust, tengo el sentimiento de que el camino que queda abierto es el de un retorno a la filosofía. Retorno sui generis, pues no se trata- no puede tratarse- de retomar simplemente los problemas al principio desplegados y que coincidían con las grandes cuestiones de la tradición ontológica.

El retorno adopta la forma de interrogaciones que hasta en el aspecto técnico posiblemente más problemáticas para mí que para alguno de los lectores. Asuntos de cuya acuidad me he apercibido recientemente o que, contemplados con interés un día fueron sin embargo aparcados o archivados por unas  u otras razones, razones entre las que desde luego no está ausente la desidia, el escepticismo  y -ardid a veces para las anteriores- el sentimiento de incompetencia.

Leer más
profile avatar
18 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Lo que se ha perdido (II)

"...lucha por recuperar lo que se ha perdido y reencontrado y vuelto a perder mil veces". Así cierra el verso de T. S. Eliot, que citaba en el último texto.                                                                                     Lo que se ha perdido es quizás ante todo un sentimiento de capacidad, sustentado en un originario estupor. Estupor que caracteriza a un niño carente aun de lengua que sirva de omnipresente mediador  (condición de que la  aprehensión del entorno sea  cabalmente humana), pero que se avanza hacia ella, mediatizando su percepción por palabras y complaciéndose en los enlaces de éstas. Estupor propio de quien explora  un mundo para él completamente virgen, o  más bien forjando ese mundo, pues antes de las palabras carece de todo sentido referirse a un mundo.

Pero esta perdida de sentimiento respecto a lo que somos capaces de hacer, no se reduce al sentimiento de impotencia para forjar frases nunca hasta entonces dichas que amplíen los horizontes de nuestro mundo. Renunciamos a explorar y fertilizar  los tropos del lenguaje, pero renunciamos asimismo a enriquecer nuestro mundo mediante la creación de nueva objetividad, renunciamos a trasformarnos mediante el conocimiento. 

Hay en tal renuncia como una deserción respecto a la causa quizás más esencial, la causa de la humanidad. Pues el fundamento último de la disposición ética quizás no resida en otra cosa que en la exigencia de mantener la vida del espíritu, mantener aquello sin lo cual la humanidad queda inmediatamente reducida y empobrecida.  El deber es en cada momento enfrentarse a lo que resiste, ya se trate de una metáfora o de una ecuación.

Leer más
profile avatar
16 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Lo que se ha perdido

Hace unos años en un programa cultural de radio, dedicado en esa ocasión a la filosofía, el entrevistador, defensor de la presencia de una mayor presencia de esta disciplina, no ya   en la enseñanza  sino en la sociedad, me incitó a reivindicar una mayor implicación de los poderes públicos  en la formación de profesionales. Mi respuesta fue matizada, pues tras manifestarle que no podía estar más de acuerdo, añadí con algo de socarronería que, desde el punto de vista del ciudadano en general, era importante  que los demás tuvieran una vida sexual y espiritual ricas, pero que más importante era que tal fuera en primer lugar su propio caso. Manera de decir que la exigencia filosófica le concierne a todo el mundo en general y cada uno en particular, que no es satisfactorio el pensar que otros -se supone que los finos- responden plenamente a ella. Y lo que digo de la filosofía es ampliable al arte y a la ciencia y en general a todas las modalidades de fertilización del espíritu.      

Pierre- Louys Rey y Brian Rogers,  co-editores de la edición parisina  de de En busca del Tiempo perdido  ( La Pléiade 1989) finalizan su estudio relativo al último libro, El Tiempo reencontrado, con la siguiente frase: "El Tiempo reencontrado se dirige a la individualidad creadora de cada uno de nosotros y, más aun que una invitación a leer, constituye una invitación a escribir".                                 

Quisiera completar esta invitación con la siguiente frase de T. S. Eliot: "Pero no hay competencia, sólo existe la lucha por recuperar lo que se ha perdido y reencontrado y vuelto a perder mil veces"

Leer más
profile avatar
14 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Tras la palabra fin

El Narrador de la Recherche nos invita a tomarle como espejo, es decir, realizar en nosotros mismos una inmersión análoga a la suya, a fin de topar con la modalidad que para cada uno de nosotros adopta la verdad, lo que escapa a la distracción en la que cotidianamente nos vemos envueltos. Nos pone explícitamente en guardia contra el peligro que al respecto conlleva la "literatura", es decir, en este caso el recorrido pasivo del enorme relato del Narrador. Pues lo que el Grial significa para el Narrador es por definición intransferible, dada la concepción misma de la verdad defendida en este libro. Más bien que modelo de reto a asumir la  Recherche ha de ser un ejemplo moral de cómo comportarse ante un reto.

Sin embargo esta misma reflexión tiene matriz en el hecho de haber seguido el largísimo recorrido de la Recherche, lo cual significa que es en nuestra condición de lectores de la misma que hemos de dar respuesta a la interrogación general sobre el qué.

¿Qué cabe hacer para que alcanzada la palabra fin el libro siga sin embargo abierto?

Leer más
profile avatar
4 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Literatura versus nihilismo

Todos aceptamos que la imaginación tiene en los  en los niños este  papel  primordial, que no se halla en ellos sometida a realidad empírica, sino que se sirve más bien de la misma.  Mas a la vez tendemos a pensar que ahí reside precisamente la razón de  que  la vida infantil no sea paradigma de la vida cabalmente humana, y asimismo... la razón de que la vida literaria no pueda ser tomada con excesiva trascendencia. Es muy generalizada la convicción de que de alguna manera el arte empieza allí dónde acaba aquello realmente en lo que, por así decirlo, nos la jugamos. Hay incluso en la actualidad escritores que parecen llevar esta convicción hasta sus últimas consecuencias, proponiendo una literatura cuya misión sería en cierto modo extirpar todo rescoldo de trascendencia. Y así, tomando más o menos pretexto, en el manido tema de la decadencia de la novela y hasta del agotamiento de la poesía (lo cual obligaría a apostar a una suerte de post-poesía), ideas que son casi tomadas como axiomas, se exacerba el peso de nomenclaturas sin excesiva significación (indie etcétera) y se estruja  el desecado concepto de post-modernidad (quizás estéril desde su origen). Que eventualmente ello se haga con talento, no mueve sino a lamentar que ese talento no se despliegue en proyectos más fértiles, proyectos menos marcados por el nihilismo. Pues la reducción de la literatura a un análogo de los juegos de diseño no hace en efecto otra cosa que manifestar esa ausencia de confianza en la potencia del rasgo que caracteriza al hombre en el seno de la naturaleza y de la animalidad. Pues sólo la confianza en que la palabra constituye efectivamente ese verbo en el que la naturaleza y la vida superan su inmediatez, posibilitaría el responder a la exigencia que se halla en la base de la obra literaria: exigencia de no subordinar, no reducir y sobre todo no traicionar esa misma palabra que, en el seno de la determinación natural, sería potencia de apertura, es decir, de libertad.

 La concepción radical de la literatura (y en general la obra de arte) como una suerte de búsqueda del Grial, equivale a una  apuesta por la posibilidad de una reconciliación; reconciliación  que no consiste en otra cosa que en retornar a aquello que se ha perdido cuando los árboles dejaron de hablar, cuando los árboles se escindieron del mundo "interior", es decir, del  mundo de esa singular  alma animal que es el alma  humana;  singular en razón  de su porosidad, de su permeabilidad absoluta a los efectos del lenguaje. En la literatura habría pues un elemento de revivificación que no se da mientras permanecemos anclados en la cotidianidad del presente, por un lado, en la memoria ordinaria del pasado, por otro lado. La literatura permitiría que la imaginación juegue plenamente la función de efectuar síntesis que constituye su nota primordial. Pero no se trata de una síntesis con elementos dados, sino una síntesis en la que la operación sintética no se halla subordinada a otra cosa que no sea la síntesis misma.

Leer más
profile avatar
2 de diciembre de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.