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Escrito por

Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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Ideología de la evitación del sufrimiento

José Lazaro- Decías que en el registro de las diatribas filosófico-ideológicas se ha abierto  camino  la idea de que el único problema es el sufrimiento, y que esto constituye el sustrato ideológico de la actitud animalista...

V- Sí, pero objeto a los defensores de la tesis que el sufrimiento o su evitación en general no puede ser el único problema, entre otras cosas porque sin sufrimiento no hay vida, ni vida animal, entonces eso es un autentico absurdo ¿cómo va ha ser el único problema- y ni siquiera el central- el sufrimiento? El sufrimiento es una cosa que debemos asumir y gestionar, esto es lo que debemos hacer, asumir y gestionar el sufrimiento, no intentar negarlo o evitarlo a todo precio.

Por otro lado, los apóstoles de  la religión de la evitación del sufrimiento saben perfectamente que responder a todos los corolarios de las máximas objetivas de acción que se han trazado llevaría a situar a nuestra especie en contradicción con ella misma. Lo saben  perfectamente al menos en su inconsciente, pero las contradicciones no les afectan:  las contradicciones a las religiones les son completamente igual. Si no fuera así, pues "tres personas distintas en un único Dios verdadero", es decir algo que niega el principio de individuación, difícilmente colaría..., pero no pasa nada.

J- No pasa nada, porque la creencia de alguna manera esta libre del principio de no contradicción. Ahora, esa diferencia, que me parece interesantísima, entre ideología frente a la reflexión racional critica que nos permite entender lo real, la ideología que de alguna manera lo oculta, eso establece como una distinción entre las ideas que nos iluminan y las ideologías que nos ocultan, y ahí habría que ver un poco cada una como funciona, porque, claro, Freud al igual que Marx nos ayudan a ver lo real, pero cuando el freudismo se convierte en una doctrina que se aplica de manera mecánica, empieza a funcionar como una ideología.

V- Pero entonces es otra cosa, y esa cosa a mi poco me interesa.

J- Ya pero es que esa otra cosa es la diferencia entre el pensamiento en acto y su esclerosis en un sistema de creencias.

V- Simplemente, los prejuicios. Vamos a ver, cuando un juicio no es reflexionado críticamente en acto se convierte en prejuicio. Pero eso es una cuestión casi de La Crítica de la razón pura.  El asunto es que cuando se vive en un mundo social sustentado en prejuicios, obviamente no hay posibilidad de actualización de la razón. El ser de razón lo que necesita es juzgar en todo tiempo.

J- El ser de razón necesita pensar...

V- ¡Pensar! Entonces cuando erige cierto aspectos de su pensamiento en postulados no susceptibles de ser confrontados, esta dejando de pensar. Salvo cosas elementales, es decir, yo erijo en aspecto de pensamiento el postulado kantiano del imperativo categórico, eso si lo erijo.  

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29 de abril de 2010
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La filosofía y la lucha contra la ideología

La mayoría de textos que han dado contenido a este blog se focalizaban sobre problemas filosóficos. He defendido aquí mismo muchas veces la tesis de que la filosofía se enfrenta a interrogantes que se presentan al espíritu en cuanto éste deja de estar distraído, entendiendo por distraído lo siguiente: ocupado en problemas contingentes, es decir, problemas que (por apremiantes y hasta dramáticos que puedan ser) no son parte de las alforjas elementales de la humanidad, no se presentan necesariamente en toda organización humana concebible. Defiendo por todos lados la tesis de que  filósofo es exclusivamente aquel que habla de cosas que a todos conciernen y lo hace en términos, de entrada, elementales y que sólo alcanzan la inevitable complejidad respetando esa  absoluta exigencia de transparencia que viene emblemáticamente asociada al nombre de Descartes. Y no encuentro jamás redundante recordar que el instrumento de la filosofía no puede, de entrada ser  otro que el lenguaje inmediato e inevitablemente equívoco, del que se nutre la vida cotidiana. Pero también he dicho que precisamente por lo ambicioso de sus objetivos la filosofía acaba exigiendo un  grado de tecnicidad y hasta en ocasiones  de erudición.

Ello justifica que habiendo abordado hace unas semanas el problema filosófico de las concepciones que nos hacemos de la naturaleza, me haya sentido obligado a hacer una inmersión en la teoría científica que con mayor radicalidad ha cuestionado los presupuestos implícitos que  marcan nuestra relación con el entorno. He insistido en que desde el pensamiento  primitivo  hasta la Teoría  de la Relatividad hay una base común de referencias respecto al orden natural...  que la Mecánica Cuántica  subvierte radicalmente.

He estado varias semanas embarcado en una presentación filosófica de la Mecánica Cuántica, concretamente en la tentativa de realizar una génesis conceptual de la disciplina que me permita hacer inventario de sus enormes implicaciones filosóficas y tengo el proyecto de seguir en tal "viaje". Pero como aspiro a que los aspectos más ontológicos de la filosofía no sean un impedimento (más bien lo contrario) para poner sobre el tapete otras dimensiones de la disciplina, concretamente las dimensiones estética, ética y política, este blog da efectivamente saltos de problemática.

                                                 ***

Lo que hoy inicio es el principio de una conversación informal con mi amigo el escritor y profesor de Historia de la Medicina José Lazaro. Conversación mantenida y por el grabada en mi casa de Barcelona y que prolongaremos en compañía de otros amigos muy próximamente. Después volveremos en este blog a las cuestiones filosófico-ontológicas.

 

"Problema total de la existencia"

José Lazaro-  En tus libros y escritos haces apenas referencias explícitas a Marx. Sin embargo se diría que cada vez que aludes no sólo a temas directamente sociales sino a la condición humana y sus retos, Marx está presente. Parece un instrumento que utilizas en lugar de tomarlo como objeto.

 

Victor Gómez Pin- La virtud magnifica del marxismo es la critica a la ideología. Es incompatible ser marxista e ideólogo..., imposible. El marxismo no puede ser una ideología. Y que llegue a convertirse  en una ideología es no sólo deplorable sino auténtica mutilación.  El marxismo es una de las tentativas, precisamente, de denunciar la falacia de toda ideología. Lo hace  poniendo de relieve los aspectos subyacentes de esa ideología y a qué responde en ultima instancia que nunca coincide con lo que los devotos de la misma piensan. En suma no puede haber una ideología marxista, y si la hay no tiene nada que ver con lo fértil del marxismo.

J- Y ¿qué es?

V- El marxismo  esencialmente consiste esencialmente en algo muy claro: poner de relieve como las estructuras alienantes del orden social determinan todos los aspectos de la vida y hacen imposible la realización de la esencia humana. Esto es el marxismo, y esto son los manuscritos del 44 cuando al final sugiere Marx que el comunismo sería la situación en la que el hombre estaría en condiciones de confrontarse al "problema total de la existencia"...

J- Desde esa perspectiva marxista ¿como defines ideología?

V- Ideología, pues mira...: un sistema de creencias que te permite no enfrentarte a lo real. Esto es la ideología.

Hay una posibilidad de enfrentarse a los problemas que determinan al hombre en función de su propia condición de animal racional. En fin la alineación (término poco de moda, curiosamente cuando aquello que designa nunca ha estado más presente) es lo que  impide esta asunción del propio destino. La ideología esta hecha para que  un sistema de alineación te sumerja  y estés en él tranquilamente instalado.

J- ¿El cristianismo es una ideología?

V- ¿El cristianismo? Absolutamente, vamos, la más poderosa que ha habido en la historia de la humanidad con muchísima diferencia. Pero cuidado no la menos interesante, porque es mucho más interesante que esos sucedáneos que se dan ahora: religiones sin catedrales, auténtica bazofia para el espíritu. Pero en cualquier caso, por definición el cristianismo es ideología, es decir: un sistema de encontrarse parapetos para no asumir tu condición, no enfrentarte  entre otras cosas a tu condición animal.

Hombre, el carácter ideológico del cristianismo ya esta bien mostrado por Marx en las Tesis de Feuerbach o por el propio Feuerbach, simplemente. Lo que  sí ha sido una sorpresa, es que la   exigencia de una naturaleza sana y la misma  exigencia del reconocimiento de nuestra condición animal,  se hayan convertido en ideología.  Esto no era tan de esperar. ¿Por qué? Porque si  enfatizas (como los émulos españoles de las tesis del americano Gary Francione)  que el problema es el sufrimiento, el problema es que hay seres que sufren, y que la esencia de la disposición ética no consiste en paliar  el mal gratuito que afecta a los seres humanos, sino en evitar que sufra  todo aquél que sea susceptible de hacerlo,  entonces... lo demás es secundario. Una vez que dices esto (que por otro lado es una ideología muy cristiana), entonces tienes tendencia a erigirlo en  problema exclusivo: dime que problema impones y te diré como estás determinando el mundo.

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27 de abril de 2010
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Primer fruto

Cuando había intentado escribir un poema sobre Parnell, el héroe irlandés de su padre, su cerebro se había negado a engancharse en el tema y en su lugar salieron unas líneas que recogían los nombres de sus compañeros de clase:

                                      Roderick Kickmam

                                      John Lawton

                                      Anthony MacSwiney

                                      Simon Mooman

Y ahora que quería escribir un poema dedicado a E-C, la muchacha  a la que  había tenido pensamientos de besar durante el trayecto del tranvía, temía que de nuevo su cerebro se rebelara. Para conjurar la amenaza se propuso extirpar de la escena todo elemento que pareciera trivial. No debería quedar traza de los viajeros, ni del propio tranvía, ni de los caballos que tiraban del mismo, tampoco su propia persona ni la muchacha habrían de aparecer con claridad:

"Una tristeza indefinible se escondía en el corazón de los protagonistas erguidos en silencio bajo los árboles despojados y cuando el momento del adiós llegó, el beso,  que tan sólo uno había consentido, fue dado por ambos."

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22 de abril de 2010
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La religiosidad más nihilista

He recordado aquí en varias ocasiones que el trabajo de todos los grandes del verbo sólo se explica en base a la convicción de que el lenguaje no puede reducirse a instrumento al servicio de la subsistencia, y ni siquiera a vehículo de exploración cognoscitiva de la naturaleza. Siendo esta segunda capacidad el primer don con el que la naturaleza nos singularizó, narradores y poetas apuestan a riqueza aun mayor. Apuestan a que el lenguaje, fruto azaroso de la evolución, alcance sin embargo la potencia de ese verbo al que hacen referencia los evangelistas; potencia que no nos arranca al mundo, pero sí nos hace sentir que lo irreversible del devenir del mundo no es lo único que nos determina. Narradores y poetas apuestan a que el lenguaje pueda librarnos parcialmente del gravamen que, en la inmediatez natural, coarta nuestra libertad; apuestan a que pueda rescatarnos del vejamen que para el ser de palabra supone la finitud y, en suma, apuestan a que el lenguaje encierre una potencialidad literalmente redentora. Y saben que los demás esperamos de ellos que se sacrifiquen para desplegar esta potencia, a lo que contribuimos también todos y cada uno de nosotros cada vez que asumimos nuestra singular naturaleza, cada vez que, comportándonos como seres de palabra, en lugar de usarla, hacemos de su enriquecimiento un fin en sí.

De esta asunción plena de nuestra naturaleza se deriva la preocupación por la naturaleza en general, y la exigencia del cuidado de las demás especies vivas. Pues alcanzando razones para amarse a sí mismo, alcanzando razones para escapar al nihilismo, entonces el hombre, el único ser en quien la historia evolutiva encuentra espejo y testigo, se sentirá por añadidura garante de la riqueza y salud de la naturaleza de la que procede en exclusiva, pero que ha dejado atrás en su forma elemental. En el momento en que escribo estas líneas hay en nuestro país un tenso debate en el que en base a convicciones presentadas como filosófico-científicas se propone la homologación en derechos de ciertos animales superiores y el ser humano. No hay duda de que la genética proporciona en este caso una base (baste recordar el alto grado de homología genética que se da entre los grandes simios y el ser humano). Sin embargo la radicalidad de determinadas posiciones hace pensar que la ciencia sirve en realidad de coartada para posicionamientos cuya motivación subjetiva se halla muy cerca de la que determina a la actitud religiosa. Religiosidad tan radical que, a diferencia de la cristiana o la islamista, parece determinada por una radical voluntad de negar la naturaleza propia del ser humano y su singularidad en el seno de la animalidad y la vida. Me atrevo a decir que se trata de la mayor creencia nihilista de la historia conocida del ser humano, y desde luego incompatible con la apuesta por la fertilidad del lenguaje de la que el trabajo de los grandes escritores es símbolo.

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20 de abril de 2010
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Mentira que reconcilia

Decía aquí mismo, hace ya casi dos años, que si la historia de la  reflexión filosófica esta repleta de textos relativos a la verdad ( a la verdad  en el sentido epistemológico, por oposición a la falsedad, pero asimismo a la verdad en la acepción moral del término) sin embargo son mucho menos los textos  consagrados a su polo dialéctico tò pseudós, en sus múltiples acepciones: inconsistencia, ocultación, impostura, usurpación, falsificación, fraude...que recubrimos con los términos falsedad y mentira. Señalaba también entonces que esta perversión  consistente en disponer los expedientes del lenguaje y el espíritu al servicio del simulacro está muy a menudo dirigida a poner un velo entre el propio sujeto y aquello que le determina. Pues bien:  

El barniz con los que los hombres se encubren a sus propios ojos resulta particularmente insufrible cuando adopta  forma de actitud "moral", cuando el sujeto erige todo un parapeto que le permita sentirse a sí mismo del buen lado, cuando en suma la modalidad de mentira en que baña su vida es un instrumento que le permite sentirse reconciliado.

No hay quizás ciénaga espiritual mayor. Las formas de mentira consistentes en engañar al otro, por mera picaresca, conveniencia mayor (no alienarse a un ser por una u otra razón querido, por ejemplo) o incluso auténtica pulsión a manipular a los semejantes, son triviales pecadillos, comparados a esta auténtica abyección mediante la cual aquel cuya vida es quizás un objetivo pozo de miseria material y espiritual puede decirse como el fariseo "gracias te doy por no ser como esos". Gracias a su Dios, o gracias a su patria o a su cultura, que siente portadores de valores superiores, valores ajenos a los habitantes de esos pueblos atrasados que sólo en un vago sentido antropológico pueden ser considerados civilizados (actitud que permite repudiar a millones de seres humanos y enteras comunidades)

Mentira, que en una sociedad dónde el racismo es inevitable y sin hacer absolutamente nada efectivo contra las causas sociales que lo generan, vinculadas al orden económico imperante en el mundo, conduce a deplorar las noticias referentes al mismo que se leen por complaciente hábito cada mañana en las páginas de los periódicos, homologándose así a esa  Madame Verdurin de la Recherche  proustiana, que  consume su  croissant utilizando una sola mano a fin de  reservar la otra para dar papirotazos al periódico en el que devora el naufragio trágico del barco Lusitania.

Mentira rayana con la ofensa en las actitudes samaritanas ante las personas con algún tipo de discapacidad a las que se  equiparara  a los demás en aspectos que dependen de la plena capacidad precisamente en el registro en el que carecen de ella, mientras que la actitud auténticamente fraterna sólo puede residir en separar el grano de la paja, haciendo que se despliegue lo esencial de la condición humana que el discapacitado sí tiene en común con los demás. El problema se vincula al viejo asunto de determinar dónde reside lo esencial de la especificidad humana y que órganos hay que fertilizar a fin de que esta condición se realice. Esencial es al ser humano el que los demás le reconozcan plenamente como tal, mas por eso mismo es imprescindible no equivocarse de registro a la hora de tal reconocimiento (ejemplo concreto: el que se ve abocado a una silla de ruedas solicita de cada uno de los demás  que en su penuria física  no vea un impedimento para que lo esencial  de su humanidad pueda realizarse...quizás necesite menos que se le organice una competición deportiva concebida bajo el modelo de las convencionales maratón.)

  Mentira que erige la capacidad de sufrir de la que sería portador el ser vivo en general, de tal manera que queda diluida la singularidad del sufrimiento de la única especie que lleva en su esencia la exigencia moral de preocuparse del sufrimiento de las otras especies, convirtiendo en variable despreciable las radicales diferencias que es simplemente una insensatez el obviar: diferencia por ejemplo entre animales de compañía,  domésticos,  salvajes, y aun - en el seno de estos últimos- diferencia entre los que son dañinos para el hombre y su medio ambiente y los animales aliados. Mentira esta que permite por ejemplo desbordar ternura ante un animal al que objetivamente se ha desnaturalizado, convirtiéndolo en una suerte de equivalente paródico de un ser humano, sometiéndolo a vivir en  un apartamento ciudadano  y obligándole a defecar a ritmos que nada tienen que ver con los que resultarían de su espontaneidad como animal.

Modalidades de mentira que están en mente de todos y que tienen como denominador común el situarnos del buen lado, el comulgar a precio nulo en la bondad. Doblez interior que efectivamente "sofoca y abate". Nueva ocasión de recordar a los evangelistas: "Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera:¡Oh Dios¡ Te doy gracias por no ser como los demás hombres, rapaces, injustos adúlteros, ni tampoco como este publicano..." (Lucas 9,14)

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15 de abril de 2010
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Recapitulación

He de reconocer que sigo sin conocer las reglas no escritas que rigen esta modalidad de dirigir la palabra a los demás que constituye el mantener un blog. Hace ya un tiempo decidí volver a dónde había empezado: una reflexión estrictamente filosófica (que de hecho siempre había sido subyacente), centrada incluso en la filosofía fundamental, la ontología y aun la ontología en forma de filosofía de la naturaleza.

Como la filosofía de la naturaleza se ha sustentado siempre en la física o ciencia natural del tiempo del filósofo, desde hace semanas, intento realizar una síntesis de la disciplina científica más innovadora del siglo XX y quizás de la historia de la ciencia, la Mecánica Cuántica, de la cual se extraen corolarios que subvierten radicalmente nuestra concepción del orden natural. Efectuar una suerte de génesis conceptual de la Mecánica Cuántica me ha parecido un primer paso para un discurso filosófico sobre los fundamentos últimos del entorno natural. Por otra parte defiendo (no se si contra viento y marea) que las cuestiones filosóficas son asuntos que a todos conciernen, y que no es ocioso introducir la filosofía pura y dura en un medio abierto al público en general.

En esta tesitura voy pues a continuar: filosofía pura y dura. Ello no es óbice sin embargo para que de cuando en cuando introduzca alguna digresión sobre aspectos políticos, sociales o literarios.. Tal era desde luego el caso del texto anterior en el que transcribía la tremenda reminiscencia de James Joyce sobre la brutal actitud de los profesores del colegio de la Compañía de Jesús en el que el profesor se educa. Tal será quizás tambien el caso también el caso de las entregas que seguirán inmediatamente.

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13 de abril de 2010
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La manga de la sotana (un recuerdo irlandés)

El padre Arnall entró y la lección de latín dio comienzo (...) pidió a Jack Lawton que declinara la palabra  mare y Jack Lawton se paró en el ablativo singular, no consiguiendo llegar hasta el plural.

-Deberías avergonzarte de ti mismo, dijo el padre Arnall severamente. Tú, el primero de la clase.

Después preguntó a un segundo alumno y a un tercero. Ninguno fue capaz de responder. El padre Arnall parecía calmarse a medida que un alumno tras otro intentaba responder sin conseguirlo. Finalmente preguntó a Fleming y éste respondió que esta palabra carecía de plural. El padre Arnall de repente cerró el libro y le gritó:

-De rodillas ahí en medio de la clase. Eres el muchacho más vago que he visto jamás. El resto de la clase a  copiar de nuevo los deberes. (...)

Un silencio se cernió sobre el aula y Stephen, mirando disimuladamente el rostro del padre Arnall, percibió que había enrojecido de  rabia (...)

La puerta se abrió despaciosamente y se cerró de nuevo. Un corto susurro recorrió la clase: era el Director de Estudios. Hubo un instante de silencio grave al que siguió el sonoro golpear de una regla en el último pupitre. El corazón de Sthephen palpitó aterrado.

-¿Todos estos chicos quieren una buena zurra, Padre Arnall? gritó el Director de Estudios. ¿Hay en esta clase algún perezoso, algún gandul,  que quiere ser zurrado?

Llegó al centro de la clase y vió a Fleming arrodillado.

-¡Vaya! gritó. ¿Quién es este chico?

- Fleming, Padre.    

-Vaya, ¡Fleming¡ Un gandul sin duda. Lo veo en su mirada ¿Por qué está de rodillas, Padre Arnall?

- Escribió una mala versión de Latín, respondió el padre Arnall, y no dio una en las preguntas de gramática.

- ¡Sin duda fue así! Gritó el Director de Estudios. ¡Un gandul de nacimiento! Se nota en su mirada.

Golpeó con su regla el pupitre gritando:

-¡De pie¡ ¡De pie  muchacho!

Fleming se levantó despacio

-¡Arriba! Gritó el Director de Estudios.

Fleming alzó su mano. La regla cayó sobre ella con un fuerte ¡zas!: uno, dos, tres cuatro, cinco, seis.

-¡La otra mano!

De nuevo la regla produjo seis fuertes, rápidos,  ¡zas! (...)

 

¡A vuestros deberes, el resto de la clase¡ gritó el Director de Estudios. Aquí no queremos vagos  ni  gandules, no queremos perezosos intrigantes. ¡A vuestros deberes¡ Os aseguro que volveré a estar aquí cada día. Sí, el padre Dollan volverá a estar aquí mañana.

Golpeó a uno de los alumnos en el costado con la regla diciendo:

- ¡Tú! ¿Cuándo volverá a estar aquí el padre Dolan?

 -Mañana,  Padre, dijo la voz de Tom Furlong

- Mañana y pasado mañana y al día siguiente, dijo el Director de Estudios. Metéroslo en la cabeza. Cada día tendréis aquí al padre Dolan. Seguid escribiendo. ¡Eh! tú, muchacho, ¿cómo te llamas?

El corazón de Stephen se sobresaltó de golpe.

-Dedalus, Padre

- ¿Por qué no estás escribiendo como los demás?

- Yo.... mis...

No podía hablar por el miedo

- ¿Por qué no está escribiendo, Padre Arnall?

-Se rompieron sus gafas, dijo el padre Arnall y le autoricé a no hacer los deberes.

- ¿Se rompieron? ¿Qué estoy oyendo?¿Cuál era pues tu apellido? dijo el Director de Estudios.

- Dedalus, Padre.

- Fuera de aquí Dedalus, pequeño tramposo. Veo el granuja en tu cara.¿Dónde rompiste las gafas?

Stephen se fue aterrado y apresuradamente al medio de la clase.

-¿Dónde rompiste las gafas? Repitió el Director de Estudios.

- En el camino del cementerio, Padre

- ¡Vaya! en el camino,  gritó el Director de Estudios. Conozco el truco

Stephen alzó sus ojos  extrañado y vio un instante los  cabellos grisáceos y blancos de su cabeza ya no joven  (...) vio sus ojos sin color contemplándole a través de sus gafas. ¿Por qué había dicho que  conocía el  truco?

- ¡Vago, pequeño gandul! Gritó el Director de Estudios. ¡Romperse las gafas! ¡Un viejo truco de escolares!¡Abre tu mano inmediatamente¡

Stephen cerró sus ojos y  mantuvo en el aire su temblorosa mano con la palma hacia arriba. Sintió como el Director de Estudios se la sujetaba  un instante a la altura de  los dedos tensándola, y después sintió el deslizarse de la manga de la sotana mientras la regla era alzada para golpear (...)

La otra mano! Dijo el Director de Estudios

Stephen retiró su lisiada y dolorida mano derecha y alzó la mano izquierda. La manga de la sotana se deslizó de nuevo mientras la regla era alzada (...)

-¡De rodillas!, gritó el Director de Estudios

Stephen se apresuró a arrodillarse apretando sus golpeadas manos  contra los costados."

 

James Joyce, A Portrait of the Artist as a Young Man (1914).  Experiencia vivida por el protagonista en  el colegio de los Jesuitas de Clongowes.  

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5 de abril de 2010
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Cuando los científicos añoran el mundo que socavan

Ya he tenido ocasión de señalar que los científicos Los científicos en general,  no dejan de ofrecer resistencia, al menos psicológica, a la aceptación de estas perspectivas subversivas. Citaba la frase de John Bell en una entrevista, realizada pocos años antes de su muerte  sobre las implicaciones filosóficas de su trabajo el físico John Bell:

 « Desearíamos poder tener un punto de vista realista sobre el mundo, hablar del mundo como si realmente estuviera ahí cuando no es observado. Yo ciertamente creo en un mundo que estaba ahí antes de mí, y que seguirá estando ahí después de mí, y creo que usted forma parte de ese mundo. Y creo que la mayoría de los físicos adoptan este punto de vista cuando se los pone contra la pared (when they are being  pushed into a corner )"

 Decía que había en esta declaración como un aspecto emotivo. John Bell tiene por así decirlo añoranza de una representación del mundo físico que su propia teoría está contribuyendo a hacer inviable; nostalgia en suma que sería regido por esos principios que Einstein consideraba irrenunciables, pese a que él mismo había dado los primeros pasos que llevarían a ponerlos en entredicho.

Al respecto en el artículo del equipo dirigido por Miguel Ferrero, al que varias veces me he referido aquí,  se cita esta impresionante declaración de Einstein:

 "If one asks what, irrespective of quantum mechanics, is characteristic of the world of ideas of physics, one is first of all struck by the following: the concepts of physics relate to a real outside world, that is, ideas are established relating to things such as bodies, fields, etc., which claim a "real existence" that is independent of the perceiving subject [...]".

Los autores citan asimismo la reivindicación por Einstein del principio de individuación, vinculado a la localidad y a la existencia independiente:

"It is further characteristic of these physical objects that they are thoughtless arranged in a space-time continuum. An essential aspect of this arrangement of things in physics is that they may claim, at a certain time, to an existence independent of one another, provided these objects ‘are situated in different parts of space'. Unless one makes this kind of assumption about the independence of the existence of objects which are far apart from one another in space [...].physical thinking in the familiar sense would not be possible [...]". Einstein's paragraph finishes stating that: "The following idea characterizes the relative independence of objects far apart in space (A and B): external influence on A has no direct influence on B; this is known as the "principle of locality" [...]. If this axiom were to be [...] abolished [...] the postulation of laws which can be checked empirically in the accepted sense, would become impossible"[1]


[1] The Born-Einstein Letters (1971). (Macmillan, London). pp. 170-171

Ya he tenido ocasión de citar también las palabras de Alain Aspect, el físico que, al completar en el plano experimental el teorema de Bell, contribuyó  a que éste tenga el enorme peso ontológico y epistemológico que se le confiere: "estoy convencido de que  el físico elige hacer física por que piensa que el mundo es inteligible. Creo que el físico, a priori, cuando  imagina su vida de físico se ve como  alguien exterior que va a abrir el reloj para ver lo que pasa en el interior. Creo que, más que nadie, el físico tiene esta creencia ingenua, espontánea, de que existe un mundo independiente de él y que su papel es de descubrir la manera como funciona este mundo...el ideal en principio es que el mundo funciona y se halla ahí aunque el observador no se encuentre."

                                                                     

 

  

 

 

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31 de marzo de 2010
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Destrucción de los trascendentales (II)

Vinculada a la "filosofía natural de nuestro tiempo", por recoger la expresión de Heisenberg,  asistimos a la demolición de ciertos principios que pueden ser considerados por así decirlo como lo más natural, tan natural que el hecho de que la naturaleza no responda a los mismos puede parecernos simplemente un sin sentido.

*¿A quién, por ejemplo, se le ocurre que el lazo con el entorno fuera posible si la naturaleza no estuviera subordinada al principio de individuación, es decir si aquello que percibimos como un individuo (o sea, dividido respecto a todos los demás e indiviso respecto a sí mismo), se revelara carecer de existencia independiente?

*O bien-aspecto correlativo- ¿qué seguridad de que hay ámbitos locales, es decir ámbitos protegidos de externas influencias, si algo que se produce  en un objeto físico en Santiago de Compostela se hace presente de inmediato en un objeto otrora vinculado al anterior, pero ahora privado de contigüidad física con él en Barcelona.

*Asimismo, ¿cómo conservar la confianza en la regularidad de los fenómenos en nuestro entorno si no tenemos certeza de que idénticas causas- y en ausencia de otras variables- generarán idénticos efectos?

* ¿Cómo mantenerse fieles a la sana convicción de que propio del espíritu humano es confrontarse a lo real, si llegamos a la conclusión de que las observaciones que hacemos y los resultados que obtenemos no nos dicen lo que el mundo era antes de haberlo observado, sino más bien aquello en lo que se ha convertido como resultado de la observación? ¿Cómo en definitiva no caer en la tentación del solipsismo si la ciencia natural de nuestra época parece poner en entredicho el axioma según el cual existe un mundo exterior?

* En fin: si el realismo, consiste en afirmar  que el mundo físico es independiente, es decir, que se da  aun en ausencia de todo observador, el determinismo añade que este mundo subsistente no es aleatorio, sino que se haya sometido a una regularidad que eventualmente permite hacer previsiones: "posibilidad general de predecir exactamente como cambiará el estado del sistema en una circunstancia dada cualquiera", dice al respecto el físico D. T. Gillespie. Pero también el determinismo parece barrido en esta suerte de destrucción de  los principios elementales sobre los que -según la afirmación de Einstein- reposa la ciencia física. [1]  


[1]  Avanzando sobre lo que vendrá ulteriormente:

La Mecánica Cuántica rompe con la idea determinística postulando que antes de haber efectuado una medida, lo único que podemos prever es la probabilidad de que el vector que actualmente representa el sistema se convierta en uno u otro de los vectores propios del operador que representa el observable a medir (y en consecuencia la probabilidad de que surja el número real que es valor propio de tal operador).

Supongamos que efectuamos una operación de medición tendiente a determinar la cantidad de movimiento. Supongamos además que lo hacemos  tras haber efectuado una operación de medición tendiente a determinar la ubicación. En la jerga del formalismo matemático de la mecánica cuántica ello significa que, antes de la nueva intervención, el sistema se halla entonces bajo la legislación del operador del espacio de Hilbert  posición  y que carece propiamente hablando de cantidad de movimiento. Esta sólo surgirá como resultado de que en el espacio de Hilbert el operador posición (que carece de vectores propios que lo sean también de la cantidad de movimiento) ha sido sustituido por el operador cantidad de movimiento, y que el rasgo de la entidad que la cantidad de movimiento constituye surge como resultado de tal sustitución. Tenemos

a) El rasgo físico ha sido literalmente creado, por la intervención, o al menos cabe decir que ésta ha posibilitado su paso de un ser meramente potencial a un ser actual. Acéptese además,

 b) El investigador tiene antes de la intervención una posibilidad de hacer previsiones sobre lo que va a resultar de la operación que va  a realizar, es decir: conoce la probabilidad estadística de que salga una determinación  (un número real) u otra.

Como corolario de la asunción  de a) y b) cabe enunciar.

c) El investigador hace previsiones, no exactamente sobre la realidad que a él le es dada sino sobre la realidad que él mismo forja. El  investigador hace previsiones estadísticas sobre una contingencia (contingencia porque, al menos que se vuelva a medir lo que ya está dado, es decir, en el caso señalado volver a intervenir con el operador posición (y aun así haciendo abstracción de la perturbación termodinámica) la probabilidad 1 de que deba salir tal valor determinado nunca se da. Pero el espectro global de tal contingencia sólo depende del propio observador, en tanto sujeto que mide. Como escribe D. T. Gillespie "una medida nos dice mucho más acerca del estado del sistema inmediatamente después de la medida, que del estado del sistema antes de la medida.

De todos los resultados posibles de una medida, sólo saldrá uno. Quizás salga el que tenga mayores probabilidades, pero ello no es seguro pues no hay lazo directo entre el estado actual y lo que saldrá. Aquí es dónde la teoría de los múltiples mundos tiene algo a decir 

 

   

 

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29 de marzo de 2010
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Destrucción de los trascendentales

Si se hace abstracción de la Mecánica Cuántica cabe decir que las disciplinas que intentan describir el orden natural, interpretarlo, hacer previsiones sobre el mismo o incluso someterlo a fuerzas extrínsecas, se basan en el respeto a una serie de principios básicos del espíritu. Ya he evocado el excelente artículo inédito de un equipo dirigido por el físico Miguel Ferrero en el que los autores sostienen que, en concepciones del mundo físico que van de la Magia a La Relatividad General, se cree al menos en un mundo regido por leyes inmutables y que determinan un universo de contigüidad, es decir en el que los acontecimientos se hallan determinados por leyes locales (volveré sobre este término).

Sólo la Mecánica Cuántica introduciría trascendentes novedades en relación a los principios que rigen nuestra concepción de la Physis. Tratándose de las otras disciplinas, la diferencia residiría sobre todo en la manera de abordar lo incuestionable, en la interpretación que se da de estos principios. No es lo mismo por ejemplo suponer que las leyes que gobiernan el orden natural son trascendentes al sujeto que suponerlas vinculadas a la propia mente. La distorsión puede también venir dada por el hecho de que se sobredeterminen las leyes generales con otras relativas a un ámbito específico del conocimiento en el que sin embargo se introduce una perspectiva errónea. Así (como se indica en el artículo evocado) la cosmología de Aristóteles sería desplazada finalmente en razón fundamentalmente de introducir dos leyes erróneas relativas al movimiento, leyes que Galileo tuvo el ingenio de corregir. Pero estos aspectos, que explican el por qué finalmente ciertas teorías se imponen mientras que otras quedan relegadas no son óbice para que todas ellas respeten lo que en términos de la Escolástica cabría llamar un orden trascendental (entendiendo por tal aquello que es condición de posibilidad de la experiencia).

El gran Francisco Suárez procedió a una depuración de la teoría de los trascendentales, elaborada previamente entre otros por Tomas de Aquino, Escoto y Guillermo de Ockham. Los trascendentales son los atributos mínimos a los que debe responder aquello que se presenta ante nosotros, atributos omniaplicables, predicados de toda entidad, sin los cuales todo quedaría sumergido en la tiniebla, o por mejor decir: ni siquiera podríamos distinguir la diferencia misma entre luz y tiniebla.

Por atenerse al dominio físico, del que ahora vengo ocupándome, lo que se presenta ha de tener cuando menos la característica de la indivisión respecto a sí y separación respecto a los demás (unum), la potencialidad de adecuarse al entendimiento (verum) y la correlación con el sano apetito (bonum). Sin duda los trascendentales que propone Suárez no coinciden forzosamente con los que cabría establecer a partir de la física clásica (o aristotélica). El físico como tal no se preocupa de los rasgos subsumidos por el trascendental bonum y por otra parte lo designado por unum y verum afecta asimismo a entidades imaginarias, o abstracciones matemático-geométricas como líneas, superficies, volúmenes y las figuras construidas en base a ellas. Por otra parte trascendental de la entidad física es asimismo, por ejemplo, la cantidad de movimiento, producto de la masa por la velocidad, que obviamente no afecta a entidades carentes de masa.

Esta disparidad entre las dos listas posibles de trascendentales no es óbice para la sumisión de la realidad física a los dos primeros señalados por Suarez. Físico alguno, aristotélico, galileano-newtoniano o einsteniano, avanzaría la conjetura de que aquello de que se ocupa no se halla sometido al principio de individuación, corolario de unum. Tampoco entraría en su mente que el conocimiento adquirido no resulta de la feliz disposición del espíritu que le permite adecuarse a una realidad que le trasciende. Pues bien:

Varios son los trascendentales de la entidad física, suarezianos o no suarezianos, que parecen dejar de serlo cuando la naturaleza es contemplada desde la perspectiva de lo que nos enseña esa ciencia fundamental de nuestro tiempo que es la Mecánica Cuántica. Así, la cantidad de movimiento y la posición, pierden su estatuto de predicados omniaplicables para se como mucho predicados clasificatorios. No se trata sin embargo de lo más espectacular. Seguiré con el asunto

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24 de marzo de 2010
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El Boomeran(g)
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