Nueve años pasaron desnudos, atacados por insectos, fieras, caníbales, pero, sobre todo, por el hambre. Esa fue, sin embargo, solo la primera aventura. En 1537 arribaron por fin a tierra cristiana, seguidos por un numeroso grupo de indios que creía en la divinidad del cuarteto. Entonces empieza la segunda aventura. En cuanto los recogen, lo primero que hacen los cristianos es esclavizar a los indios contra las protestas de Cabeza de Vaca. Tiempo después vuelve a España y la Corona lo nombra gobernador de Río de la Plata, adonde viaja, pero, una vez allí, choca con los vascos de Irala y comienza la tercera aventura. Tras ordenar el cierre de los harenes de esclavas sexuales fue calumniado, encarcelado y condenado por tribunales corruptos. Eso dejó a Cabeza de Vaca más desnudo, arruinado y desesperado que con los indios y la jungla. Muere en la miseria.
Tremendos y magníficos personajes que en la actual universidad podemizada seguramente deben de pasar por explotadores capitalistas. O ni eso.
