Vicente Molina Foix
Las compañías aéreas no ayudan, sin embargo. Derrochan queroseno y nos reducen el sitio donde poner las piernas. ¿Ahorro o lucro? Salvemos el planeta, desde luego, pero no al coste de convertir a viajeros y empleados en rehenes de una explotación que clama al cielo mientras hiere la tierra.