Sergio Ramírez
Bunau-Varilla, un personaje de novela, había llegado a Panamá en 1884 como lugarteniente de Ferdinand de Lessep, quien nimbado por la fama de la construcción del canal de Suez logró reunir en Europa el capital suficiente para emprender las obras del canal de Panamá, donde fracasó ruidosamente. El proyecto no llegaría a ser consumado sino por el gobierno de Estados Unidos, después que el presidente Teodoro Roosevelt intervino para que el territorio de Panamá se independizara de Colombia en 1903.
En su libro Bunau-Varilla incluye una foto de la célebre estampilla de correos, emitida por el gobierno del general José Santos Zelaya en el año de 1900, con valor de un centavo. En el fondo aparece el volcán Momotombo coronado por un gran penacho de humo, y en primer plano el muelle del puerto lacustre que conectaba la línea ferroviaria de occidente con la ciudad de Managua por medio de barcos de vapor. Este muelle había sido destruido el año anterior, precisamente por una sacudida atribuida a las continuas erupciones del Momotombo.
Cuenta Bunau-Varilla que la balanza se inclinaba en el senado hacia la escogencia de Nicaragua, y era inminente una decisión contraria a Panamá. Recordó entonces la estampilla que había visto alguna vez, y recurrió a los agentes filatelistas de Washington que no sólo la tenían, sino que lograron conseguirle las noventa que necesitaba, una para cada senador. Eso fue suficiente. El alegato de los diplomáticos nicaragüenses, de que en Nicaragua no existían volcanes en erupción, quedó hecho trizas; y aún así, la votación fue apretada.
Esta inocente estampilla, como se ve, cambió radicalmente la historia de Nicaragua. ¿Qué hubiera ocurrido si el canal se construye a través de su territorio? ¿Cuál hubiera sido la suerte histórica de un país ya con suficiente mala suerte? Preguntas al viento.