Lluís Bassets
Le cuesta mucho dar el paso. Quisiera proclamar abiertamente la superioridad del cristianismo y de la raza blanca europea. Pero todavía le da apuro. Cuando no sabe o no puede expresar sus sentimientos impresentables lo resuelve dándole al progre.
¿La culpa del racismo? Del progre. ¿Y de la ascensión de los populismos? Del progre. ¿Del paro y de la crisis? Del progre. ¿Del recorte del déficit y las reformas del Estado bienestar? Siempre del progre, una joya a la que siempre podemos acudir en caso de necesidad.
El antiprogre quisiera ser un cruzado que sigue alardeando después de haber vencido a los árabes, pero en realidad es un progre asustado que ha dejado caer todas sus pertenencias en la huída.