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Un poco antes de ser alguien

Por 25 de junio de 2008 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Cuando íbamos a Londres a lavar platos, los amigos españoles nos citábamos en Piccadilly, como todo el mundo. En una ocasión estábamos sentados en los escalones de la fuente cuando apareció un grupo de muchachos y se plantó justo delante de nosotros. Como impedían la vista, estiré del pelo a uno de ellos y éste se apartó cortésmente. Luego vi que les hacían fotos. Años más tarde, Javier Fernández de Castro, que estaba conmigo, me dijo que le había tirado del pelo a Mick Jagger.

Es una sensación extraña, ésta de haberse cruzado con un dios sin percatarse en absoluto. En un artículo de Julio Camba fechado en abril de 1912, cuenta que acudió a un taller parisino en la rue Lafayette, donde "el Sr.Dalmau" estaba juntando pinturas para una exposición en Barcelona. Comenta unas obras de Juan Gris y menciona a un tal Duchamps del que dice que es futurista. /upload/fotos/blogs_entradas/1912_duchamp_escalier_philadelphia_med.jpgMe preguntaba yo qué futurista catalán podía vivir en París en 1912 y llamarse Duchamps hasta que en la página siguiente dice: "Duchamps va a exponer en Barcelona un "Desnudo bajando una escalera". No se ve el desnudo, ni la escalera, ni nada."

No podía saber el pobre Camba que estaba delante de una de las pinturas más notables del siglo XX y que el tal Duchamps era, en realidad, Marcel Duchamp, el artista más influyente del arte actual, más incluso que Picasso. En 1912 sólo tenía predicamento en un minicírculo parisino. El propio "Sr.Dalmau" le comenta a Camba: "Es una lástima que este cuadro tenga título. Si no tuviera más que un número, allá en Barcelona lo verían y no dirían nada, pero como dice "Desnudo bajando una escalera" van a preguntar por el desnudo y por la escalera, y se van a armar muchas cuestiones…"

Faltaban cinco años para que Duchamp expusiera su urinario y dinamitara las vanguardias. Camba y el "Sr.Dalmau" estaban delante de una puerta que aún no se había abierto y por lo tanto sólo veían un muro. ¿No nos sucederá a nosotros lo mismo cuando nos aburrimos en una exposición? Creo que no porque ya no hay muros. Está todo abierto y visiblemente no hay nada que ver.

Artículo publicado en: El Periódico, 21 de junio de 2008.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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