Sergio Ramírez
Y la cebolla tiene aún más capas: Ortega mandó a votar a sus diputados en la Asamblea Nacional para reformar el Código Penal y establecer una condena de ocho años a quien practique, o se deje practicar, el aborto terapéutico, una ley a consecuencia de la cual han muerto ya muchas mujeres con embarazos riesgosos en Nicaragua, pues son rechazadas en los hospitales. Daniel Ortega pertenece a la fraternidad de gobernantes de la izquierda oficial, a prueba de veleidades imperialistas.
¿Tengo, entonces, que estar a favor de la pena al aborto terapéutico para ser de izquierda? ¿O a favor de cualquier acto de corrupción, de cualquier abuso de poder, de cualquier violación de las libertades ciudadanas, sólo porque viene de un régimen certificado como de izquierda por el Santo Tribunal? Ortega, se ha vuelto católico de misa y comunión diaria, y se comporta como los más derechistas de la iglesia. ¿Para ser de izquierda debo entonces ser también de derecha, como Ortega?
¡Extraño paraíso donde moran los que cierran medios de comunicación y aplican leyes medievales contra las mujeres, y aún más extraño infierno donde somos enviados quienes no nos conformamos con los asaltos a la libertad de expresión y los abusos de poder, y adversamos el autoritarismo!