Skip to main content
Blogs de autor

Tú más

Por 18 de septiembre de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Benedicto XVI, un Papa que ama los nombres largos, signo inequívoco de intelectual, cita a un olvidado emperador bizantino, el cual hace quinientos años se quejaba de que habían hecho aparición unos individuos brutales los cuales extendían la religión de Mahoma a golpe de cimitarra (como si los cristianos hubieran actuado de modo distinto, por cierto), y de inmediato se alzan en armas unos seres barbudos, aullantes y desesperados de dolor que queman iglesias, matan monjas italianas, amenazan de muerte a todo bicho viviente y se quejan amargamente de haber sido insultados.

La primera vez que asistí a uno de estos asombrosos espectáculos de inocentes enfurecidos fue en San Sebastián, en cuya universidad daba yo clases allá por el año 1982. La noche anterior había saltado por los aires un sujeto a quien le había estallado en plena cara la bomba que estaba a punto de activar. Algunos alumnos comenzaron de buena mañana a llamar a la huelga y a manifestarse por la ciudad “contra la violencia y por la paz”. Como no podía creer que aquellos pájaros estuvieran del lado gubernamental, les pregunté la razón de su protesta.

“¡Anda pues! ¡Que no hay derecho a que la gente tenga que ir por ahí poniendo bombas y corriendo peligro y jugándose la vida!”. La que así chillaba era una muchacha de unos veinte años, gordita, simpática, buena mujer, lo que por allí suele llamarse “gente maja”, la estoy viendo rediviva, si es que vive. Para aquella descerebrada, los que se jugaban la vida eran los terroristas.
Muchísima gente de las provincias vascas sigue pensando (¿pensando?) del mismo modo. Para estos fanáticos, los “otros” no existen, sólo existen los “nosotros”. En realidad los otros no son asesinados, simplemente se esfuman en el aire y dejan de molestar.

Exactamente igual que aquellos energúmenos que pillé un día en Gerona lanzando ladrillos, testeros y hasta una farola a unos pobres policías que estaban a la puerta del ayuntamiento, protegiéndose con sus escudos de las malas bestias nacionales. Los atacantes gritaban: “¡Fachas! ¡Nazis! ¡Asesinos!”, cada vez que les lanzaban un pedrusco con intención evidente de partirles el cráneo. Las autoridades habían dado orden a la policía de que no respondiera al ataque. Vieja tradición española, el poder protege a la banda de la porra.

Así ahora, cada vez que alguien se queja de la violencia, la irracionalidad y la vesania de los islamistas, recibe una amenaza de muerte “por manchar el honor del Islam”, o lo que todavía es más gracioso “por calumniar a la religión”. Da un poco de miedo, tanta gente religiosa y pacífica.

No es muy distinto de lo que le ha sucedido al mentecato de Rubianes que suelta las más atroces barbaridades sobre la puta España y reza para que les exploten los cojones a los españoles (su estilo es el hombre) buscando el aplauso de unos empleados de la Generalitat, y luego se empeña en estrenar… en el Teatro Español de Madrid. Hay que ser idiota. De inmediato salen los inenarrables opinadores de sacristía en defensa de la libertad de expresión. ¿Es una opinión decir que te ciscas en la puta Francia? ¿O que los franceses son unos maricones? Altísimo nivel intelectual, el de los defensores de esta opinión.

Ya sólo falta que Farruquito demande por atentar contra su honor a los familiares del señor al que aplastó con su cochazo. ¡Como si fuera fácil manejar uno de esos tanques sin tener ni zorra idea de conducir! ¡Anda que no corrió peligro ni nada el fino artista!

profile avatar

Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.