Vicente Verdú
Soñé que,
sin haberlo advertido,
estaba cerca de cumplir 47 años.
Ante esa constatación,
vi abrillantarse la vida alrededor
y me reproché, me maldije
por haber estado deprimido
durante los últimos meses.
Era incompatible esa edad
exultante y hallarse deacaído.
Con esos años 46 y pico
reinando en mi organismo,
desde la cabeza a los pies,
el mundo se redondeaba como una tensa
pelota de goma.
Un balón de reglamento, quizás.
Esos años eran la playa en vacaciones
radiantes,
un proyecto tonificante,
un futuro sin visible final.
Quedé turbado por ese feliz
descubrimiento
tan luminoso como un tesoro
Una realidad que, de ser tan obvia,
me habría pasado desapercibida.
Distraída entre la normalidad
Así que, de paso, sentí que sufría
alguna inapropiada perturbación,
una inculcación pesimista
que no se correspondía con el valor de lo real.
Una degustación, en suma, que no estaba haciendo
debidamente,
de la sustanciosa carne de los cuarenta y tantos años.
Lo saboree, por tanto, unos momentos
dentro del sueño
Y casi sin transición, con el bocado en el paladar
temí haber alterado los números
Del 74 al 47 y un temblor
llegó hasta los labios, el rostro,
el resto de mi figuración.
Nunca había soñado nada parecido.
No era probable que ahora
viniera a desilusionarme
una dislexia vulgar.
Pero así era.
Mi edad pasó de pronto
De 47 a 74 y con ella
bien marcada
se prolongó el sueño hasta despertar.
¡De modo que habría de cargar con 74 años cuando
mmentos antes hacía una fiesta con 47.
La bicicleta, la natación, el footing, las chicas, los libros,
los ambiciosos proyectos,
la tensión de los bíceps,
el color del pelo y del pecho,
el sabor frutal con que obtenía los besos.
La gratuidad de los placeres,
la delectación de la plenitud.
O la dorada madurez de la piel en los estíos,
el vigor de la escritura profesional.
¿Qué me quedaba al fin de todo esto
si tenía ya 74 años?
Restos de todo ello,
cabos de la plenitud,
recortadas parcelas.
Apenas una colilla de la vida para fumar
por estos pulmones que ahora
solicitan como gran slam
salir ganadores en un TAC.