
Eder. Óleo de Irene Gracia
Rafael Argullol

Rafael Argullol: Sería muy importante vincular la llamada crisis económica con unos determinados factores espirituales que han estado vinculados a esa crisis económica y vincular una posible salida de esa crisis a un cambio de paradigma en todos los terrenos, en el cual toda una serie de comportamientos oscurantistas de la última década vayan siendo superados. En ese sentido incluso es simbólica la foto a la que aludías, en la que Obama se rodea no de telepredicadores, pero sí de íconos ilustrados.
Delfín Agudelo: Aparentemente en ciertas decisiones o manifestaciones de Obama, tanto el de la fotografía como el mensaje enviado a Irán por la fiesta religiosa nacional, demuestran un aparente intento de desligamiento absoluto de un aspecto religioso frente a la manera como superar esa crisis. En la medida en que Obama intenta sacar las cuestiones religiosos para enfocarse en el avance comercial y pacífico, es innegable que existe una crisis religiosa en el seno mismo de la religión por lo menos vaticana que consiste en una toma de decisiones a contravía de un pensamiento global. Son muy diferentes las maneras de actuar de Obama y aquellas de Benedicto, por ejemplo.
R.A.: Respecto a dicha postura soy el producto de una determinada época, de un determinado camino personal, y creo que el único factor cohesionador que pueda haber en el mundo, en el terreno colectivo, es la tradición humanística e ilustrada. Soy muy respetuoso respecto a las creencias religiosas, pero para éstas mismas me pasa un poco que con las tendencias sexuales: forman parte del ámbito de lo privado. La religiosidad siempre la he entendido como algo extremadamente privado, que puede dar lugar a complicidades entre individuos, pero que el ámbito o esfera pública, el escenario democrático, tiene que estar regido por el ideal humanístico e ilustrado, en el cual pueden converger todos los pensamientos religiosos pero siempre que éstos queden en un segundo plano respecto a la prioridad de la ley democrática y del ideal democrático.
En ese sentido me parece tremendamente perjudicial aquella idea que tenía Bush y han tenido otros presidentes norteamericanos, en la que pretendían tener una comunicación directa con Dios; igual de perjudicial como que en estos momentos la predicación mundial -cobrando mucho dinero- que está haciendo Tony Blair, convirtiéndose en un telepredicador global. El evangelio en ese sentido tiene una frase inteligentísima para aplicación a nuestras sociedades: "Dar al César lo que es del César; a Dios lo que es de Dios." La religiosidad como la sexualidad tienen que ser estrictamente privadas. Pueden fomentar publicidades pero no tiene que ocupar la plaza pública. Ésta tiene que ser para aquellos ideales que el hombre ha ido forjando, y para aquellas leyes que el hombre se ha ido otorgando siempre a través de ese dinamismo de buscar una humanidad mejor. Por esto la religión no tiene nada que ver aquí.