
Eder. Óleo de Irene Gracia
Vicente Verdú
Gracias a Bataille y Baudrillard sabemos que "El Bien consiste en una dialéctica del Bien y el Mal. El Mal consiste en la denegación de esta dialéctica, en la desunión radical del Bien y el Mal y, por consiguiente, en la autonomía del principio del Mal. Mientras el Bien supone la complicidad dialéctica del Mal, el Mal se basa en sí mismo, en la plena incompatibilidad. Así, es el dueño del juego." ( La transparencia del mal). De este modo se entiende que contra la falta de liquidez del sistema no vale nada la inyección de liquidez. El Mal toma la inyección y no se contorsiona con su efecto sino que baila dulcemente con él. Así son los años aciagos como suelen ser, con demasiada frecuencia, los años impares. Como será acaso el año que se nos echa encima. No habrá nada que hacer contra su designio, a cada exorcismo contra su falta de paridad responderá con una nueva acentuación de su espejo irreductible, su principio de muerte irremediable, su crisis mortal, 1929, 1973, 1987, 2001, 2007, 2009. Dios nos coja confesados.