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Blogs de autor

La inconcebible historia del blog asesino

Por 21 de mayo de 2008 Sin comentarios

Xavier Velasco

Sarah y Megan solían ser amigas. Nacidas ambas en 1993, compañeras de escuela en O’Fallon, Missouri, vivían con sus familias a cuatro puertas de distancia. Cierta vez, al final del verano de 2006, la amistad se apagó, merced a uno de esos pleitos fáciles que de un día para otro inauguran pequeñas enemistades entre niñas que pugnan por ser adultas. Todavía indignada, Sarah Drew contó su personal versión de los hechos a su madre, Lori, quien de inmediato se ofreció a apoyarla. Sólo que más que darle consejo u opinión, la madre decidió entrar en la pelea.

     ¿Cómo combate una mujer de cuarenta y nueve años a una niña de trece? Lori Drew conocía bien a Megan Meier. Sabía que tenía problemas de autoestima, seguía una terapia contra la depresión y apenas con nueve años había mimado pensamientos suicidas. Era una niña frágil y ella una mujer dura; con la ayuda de una artimaña fácil podría averiguar cuanto decía acerca de su hija, y llegado el momento escarmentarla. Por eso no tardó en abrir una cuenta en MySpace, a nombre de un galán inexistente: Josh Evans, 16 años, apuesto, cariñoso, diestro en guitarra eléctrica y batería, sin teléfono. Poco tiempo después, Meg recibía una solicitud. Un tal Josh Evans deseaba ser su amigo.

     Durante seis semanas, Megan vivió feliz. La relación virtual, convertida en pequeño noviazgo tras todos los halagos recibidos, había hecho milagros por su autoestima. En tanto, Lori Drew estimulaba a su hija a seguir adelante, y hasta solicitó la ayuda de otra cómplice: Ashlee Grills, 18 años, empleada de Drew Ad Vantage, el negocio familiar. ¿Cómo iba a imaginar la enamorada Meg que al otro lado de los cables se hallaban tres mujeres inventándolo todo y acaso divirtiéndose a su costa? Quien recuerde cómo era el amor a los trece años -una pasión tan fresca como tiránica de la que no se escapa ni durante el sueño- sabrá cuán alto ya flotaba Megan en el momento del desengaño.

     Lori Drew no se había conformado con hablarle de amor a Meg. Decidida a humillarla a golpes de vergüenza, la llevó a referirse a temas sexuales y explayarse al respecto, para después usarlo todo en su contra. Intempestivamente, cuando Megan ya hablaba de invitar al tal Josh a su próxima fiesta de cumpleaños, apareció en su blog un mensaje agresivo. Josh la invitaba a terminar la relación, pues había escuchado que Meg "no era buena persona con sus amigos". Ante su desconcierto, el falso pretendiente procedió a desvelar sus conversaciones privadas entre sus conocidos. Se trataba de avergonzarla delante de todos, que en la escuela y el barrio se burlaran de ella. Llamarla "puta" y "gorda" públicamente. Destruirla a sus trece años, arruinar su cumpleaños número catorce.

     "Ya todos en O’Fallon saben cómo eres. Eres perversa y todos te odian. Ojalá que te espere una vida de mierda. El mundo sería un mejor lugar sin ti." Tal fue el texto del último mensaje firmado por Josh Evans. Mismo que Tina, la madre de Megan, no alcanzó a ver a tiempo, pues se hallaba ocupada en reprender a su hija por no haber cancelado su cuenta en MySpace cuando se lo exigió. Anochecía en O’Fallon, Missouri, cuando los padres de Megan Meier subieron a su cuarto y la encontraron moribunda en el closet, colgando de un cinturón atado al cuello. Al día siguiente fue declarada muerta.

     Apenas se enteró de que la niña estaba en la ambulancia, Lori Drew exigió a Sarah y Ashlee que cancelaran la cuenta y no abrieran el pico en modo alguno. Luego acudió al sepelio, dio su sentido pésame y lamentó sonoramente la tragedia . La policía, a su vez, dio el caso por cerrado. Pero Ashlee no pudo con el remordimiento, así que en pocos días acudió a visitar a los señores Meier y les contó la historia de Josh Evans.

     ¿Qué castigo le espera a quien se atrevió a hacer lo que Lori Drew? En Missouri, ninguno. La crueldad no es delito, según esto. Pero no todos pensaron igual. Pronto, un pequeño ejército de bloggers se aplicó a la tarea de lanzar a la fama a la señora Drew. Publicaron la historia de Megan, así como el teléfono y la dirección de la familia Drew, que desde entonces se queja de diversas formas de acoso, como llamadas anónimas, ventanas rotas y puertas pintadas. Han puesto incluso cámaras y realizado denuncias, pero la impopularidad de Lori Drew es demasiado grande para esquivar a tantos malquerientes, de modo que el negocio familiar ha sido boicoteado hasta la quiebra. Hace unos días, además, que la mujer enfrenta cargos federales por usurpación de identidad y violación de normas de MySpace, que le pueden costar hasta veinte años de cárcel. Un castigo que a uno se le antoja pequeño, incluso comparado con la condena implícita en seguirse llamando Lori Drew y ser aborrecida dondequiera que vaya.

     Los villanos, no obstante, tienen sus propios códigos. Hasta hoy, la señora Drew jura no conocer el remordimiento. ¿Karma? ¿Cuál karma? Según ella, es perfectamente inocente. Duerme bien. No acaba de entender por qué razón los vecinos no le hablan, o le hacen malas caras, o la insultan. ¿Quién, que viera su foto tan sonriente, sosteniendo en los brazos sendos periquitos, la creería capaz de ilusionar a una niña de trece años a lo largo de seis semanas de ficción execrable, para luego humillarla hasta destruirla? Tal vez la gran ventaja de concebir maldades inconcebibles sea poder tacharlas de inverosímiles. Ir a dar al infierno y allí mismo jurar que todo fue un error. No es lo que ustedes piensan, señores demonios. Si no me creen, hablen con los pericos.

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Xavier Velasco

Xavier Velasco entiende la novela como un juego inocente llevado por placer hasta sus más atroces consecuencias. Sintomáticamente, dedica las mañanas a meterse en problemas por escrito y las tardes a intentar resolverlos brujuleando entre calles y avenidas de la siempre auspiciosa ciudad de México. Disfruta especialmente de la amistad perruna, el olor de la tinta y el alquiler de scooters en ciudades psicóticas. Obtuvo en 2003 el Premio Alfaguara de Novela por Diablo Guardián y es autor de Cecilia (novela), Luna llena en las rocas (crónicas de antronautas y licántropos, Alfaguara, 2005), El materialismo histérico (fábulas cutrefactas de avidez y revancha, Alfaguara, 2004) y la novela de infancia Este que ves (Alfaguara, 2007). En su blog literario La leonina faena (www.xaviervelasco.com) afirma: "Nadie puede decir que una novela es suya si antes no se le ha dado por entero".

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