Víctor Gómez Pin
Se trata entonces de una Recherche en apariencia oscura, como oscuro es todo horizonte en el que se han desvanecido las figuras ordinarias. En el oído espiritual del lector aun resuenan entonces los nombres de Swann, Albertine, Charlus, Bergote…pero apenas hay ya imagen representativa de sus avatares, como apenas queda imagen representativa de Combray. "…la punta del campanario de Saint Hilaire, tan delgada y rosa, parecía tan sólo un rasgo sobre el cielo trazado por una uña que hubiera querido insertar en este paisaje, en este cuadro de naturaleza pura, una pequeña marca de obra de arte, esta única indicación humana. Al acercarse, pudiendo ya percibir la torre cuadrada y semidestruida que, menos alta subsistía junto a él, sorprendía sobre todo la tonalidad rojiza y sombría de las piedras; y en una mañana brumosa de otoño, parecería una ruina de púrpura, un color de viña virgen, destacando sobre el violeta intenso de las cepas…Era el campanario de Saint- Hilaire que confería a todas las ocupaciones, a todas las horas, a todos los lugares del pueblo, su figura, su coronación y su consagración. Desde mi habitación sólo podía percibir su base, que había sido recubierta de pizarras; mas cuando, en verano, las veía, resplandecer como un sol negro, me decía:’Dios mío, son las nueve, y yo sabía exactamente el color del sol en la plaza, el calor y el polvo del mercado, la sombra que hacía el toldo de la tienda… (I, 77 y siguientes)
Por momentos, el lector de la Recherche parece seguir tan sólo el devenir de las palabras, al igual que (según la parábola de la metempsicosis en la que el Narrador se complace), tras la apariencia fenoménica de los árboles o las rocas, el Narrador sigue las peripecias de las almas que en ellas han encontrado ocasión de revivir.