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¿Sensores que detectan el mero pensar?

Por 21 de julio de 2021 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Un artículo en Nature en mayo de 2021 daba cuenta de  los resultados de un experimento en la universidad de Stanford: a una persona afectada por una lesión tetrapléjica se le insertaron pequeños electrodos en partes del cerebro vinculadas al movimiento de los brazos. Tales  sensores    detectan la actividad   neuronal correspondiente al deseo de activar el brazo y la mano con vistas al trazado de letras. La información es entonces  transmitida a un ordenador que escribe las frases deseadas. Se trata de un experimento  en el marco de un programa denominado Brain Gate.

 Lo que  se ha conseguido es escribir 90 caracteres por minuto, cuando en experimentos anteriores no se habían pasado de 40 caracteres, no se trata pues de un salto cualitativo. Por otro lado Humberto Bustince ha señalado que el experimento estaba desde el inicio focalizado en un individuo concreto (la máquina estaba por así decirlo adecuada a los rasgos de funcionamiento de ese individuo) y no en la mente de personas en general. La observación es tanto más pertinente cuanto  que el equipo dirigido por el propio Bustince en la universidad pública de Navarra, hace tiempo que realiza experimentos aplicables a cualquier persona, aunque restringidos a la reacción neuronal a preguntas elementales que sólo exigen la respuesta sí o no.

Conviene recordar  que el trazado caligráfico es algo enormemente complejo (de ahí las dificultades de las primeras  redes neuronales para avanzar en el mero reconocimiento de dígitos manuscritos) y compleja es pues la actividad  neuronal que le da soporte. Así que  pese a las observaciones que preceden, el asunto es desde luego impresionante, y desde luego abre la puerta a interrogaciones de calado.

Si he entendido bien  lo que se ha conseguido es detectar las señales de que se intenta efectuar una acción física, no directamente el pensamiento que ha dado lugar a tal voluntad. Supongamos, pues,  que (contrariamente al caso evocado) no se tratara  de un pensamiento tendiente a la activación de un órgano, sino de pensamiento sin otra intencionalidad que el pensamiento mismo, un pensamiento abstracto, relación matemática, por ejemplo, o una asociación metafórica; un pensamiento en suma no vinculado a la acción física. ¿Podrían sensores análogos a los evocados  decir algo de esta actividad neuronal sin intencionalidad de traducción en gesto físico luego con correlato meramente eidético?

Obviamente el pensamiento tiene soporte en el cerebro, y la correlación neuronal de tal acto de pensar podría eventualmente ser captada  por sensores análogos a los considerados. Cabría entonces decir que estos sensores interrelacionan casi directamente con el pensamiento. En suma: una cosa es que una máquina reconozca los correlatos neuronales de la intención de trazar  físicamente un dígito o una letra y otra que reconozca los correlatos neuronales del puro pensar. Si dejamos aparte casos de metapsicología, entendemos al otro a partir del aspecto físico del signo lingüístico saussuriano, sea este verbal o visual (tal el lenguaje de los sordomudos). Y es efectivamente sorprendente la posibilidad de que un instrumento acceda a lo que a nosotros mismos parece  estar  vedado.

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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