Jesús Ferrero
La cita es de Gracián y lo más destacable de ella es el valor estratégico que le da a los enemigos, más valor que Maquiavelo.
El problema de darle tanto relieve al enemigo es que implica la idea de que la vida en una guerra, y que solo podemos medir nuestra grandeza, y hasta nuestra existencia, enfrenándonos al Otro. Y aquí Gracián se adelanta a Hegel y plantea una dialéctica tan militar como la del amo y el esclavo de la Fenomenología del Espíritu: lucho a muerte con el otro, y se lo venzo, me adueño de su vida y fortalezco la mía.
Una filosofía opuesta a la dialéctica cristiana de la otra mejilla. Sí, pero no hay que olvidar que los jesuitas eran la milicia de Dios y había que estar preparado para luchar contra la adversidad como un soldado de la palabra y las ideas. Como un soldado de Dios. Y respecto a Hegel, bueno, ese se creía sencillamente Dios, y en la Fenomenología casi lo demuestra. Hegel nos aplasta con su saber. Él se eleva con las alas de su inteligencia, mucho más poderosas que las de la lechuza de Minerva, mientras nosotros pegamos los pies al suelo para no temblar. Nosotros en la tierra, él en el cielo abismal de las categorías que no cesan de rotar.