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Retorno a Ferrara I

Por 8 de octubre de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

En mis años de estudiante en París, leí El jardín de los Finzi-Contini de Giorgio Bassani, que es mucho más que una esplendida novela. Sintetizo el núcleo del relato:
En esos años 38-39 en los que la guerra se intuía, y las leyes raciales iban mermando los derechos de los ciudadanos italianos de origen hebreo (muchos de ellos no obstante afiliados desde el origen al partido fascista), Giorgio, un joven estudiante de letras hijo de la pequeña burguesía, al ser excluido de la biblioteca pública encuentra refugio en la biblioteca privada de una privilegiada familia, los Finzi-Contini, que parece no ser afectada por la segregación. El joven comparte también las partidas de tenis en el jardín con los hijos del profesor Ermanno (el propietario), Alberto y Micòl por la que experimenta una gran atracción. Mas adelante, las leyes raciales se radicalizan y acaban por arrastrar también a la familia Finzi- Contini al abismo, siendo deportada a los campos de concentración.  
 

Bassani declaró en cierta ocasión que él no había inventado la temática ni los personajes, sino que estos le habían interpelado, como exigiendo que se les contemplara y escuchara. De ahí que, efectivamente, más que una ficción, el relato parezca constituir una crónica sobre acontecimientos sucedidos en la Ferrara de los años de infancia y primera juventud de Bassani, lo cual lógicamente no excluye cambios en los nombres y recurso a los procedimientos literarios consistentes en sintetizar rasgos de personas diferentes en una sola, en especial en lo que concierne a una de ellas:
Poco antes de morir, Bassani reconoció explícitamente que los personajes eran auténticos, excepto …Micòl, una creación de su mente "Riassume un certo numero di donne che Bassani ha amato e frequentato" declaró al diario La República (13 de junio 2008), la escritora ferrarense Roseda Tumiati.

Los estudiosos que han tenido acceso al archivo nazi de Bad Arolsen nos indican que (catalogado como protocolo número 598504) consta el nombre de Silvio Finzi- Magrini hijo de Mosé y Fausta Artom (en la novela Mosé y Josette Artom) nacido en Ferrara el 8/1 1881, quien sería sin lugar a dudas el profesor Ermanno, mientras que bajo los nombres Alberto y Micòl, se encubrirían, parcialmente al menos Giuliana y Uberto, hijos de Finzi- Magrini.

Pero el nombre Magrini no es arbitrariamente sustituido por el de Contini. En el cementerio hebraico de Via delle Vigne en Ferrara se encuentra hoy la tumba del propio Giorgio Bassani, no lejos de la cámara mortuoria dedicada a la memoria de los conducidos a los campos de exterminio. Antiguamente llamado Orto-degli Ebrei, el terreno fue adquirido por la comunidad hebrea en el siglo XVI, y el portal de la entrada fue restaurado en 1911 por el arquitecto Ciro Contini. Cabe pues conjeturar que los nombres mismos de los protagonistas son (parcialmente al menos) intersección de nombres de personas de la comunidad hebraica, habitantes de la ciudad o que la visitan periódicamente, concretamente desde Venecia. 

Alterados quizás también los nombres de la esposa del profesor Ermanno y de la madre de esta, en la novela respectivamente Olga y Regina, de la familia de los Herrera venecianos, que incluye también a otros dos personajes del relato, los tíos de Micòl y Alberto, Giulio y Federico Herrera, que a intervalos visitan Ferrara. 

" Da Giovanni, Ristorante Italia", que Giampi Malnate (el otro protagonista ajeno a la familia) frecuenta en la novela, existía ya en las inmediaciones del Castello de Ferrara, De hecho el local, acogedor en su clasicismo y severidad, aun seguía activo cuando visité la ciudad en un gélido diciembre de 1973, con Ferrara semiparalizada en razón de la crisis petrolífera de ese invierno, que había llevado a las autoridades a restringir la circulación y los hoteles economizaban al máximo la calefacción.

Y en esta segunda lectura de este entrelazamiento emblemático de emoción subjetiva y tragedia colectiva que es "El jardín de los Finzi- Contini", percibí con mayor acuidad la importancia de que los protagonistas arrastren el destino de españoles sefarditas, arraigados en Ferrara y en Venecia, como resultado en última instancia de un episodio trágico, una llaga nunca suturada, que ha marcado profundamente nuestra historia (ya fuera como obsesiva denegación de pertenencia), consistente en haber repudiado una de las comunidades constitutivas, me atrevo a decir, de nuestra alma. 

Este vínculo, operando de manera más o menos inconsciente es quizás una de las claves del singular impacto que en los lectores de nuestro país tuvo El jardín de los Finzi-Contini. Recuerdo una evocación casi emocionada del poeta Narcís Comadira (creo recordar que de visita en París) en conversación con el filósofo y biólogo Ferrán Lobo.

Hablaban de esa Ferrara provinciana y cargada de historia como si fuera un lugar connatural, y de esa familia hebrea cerrada sobre sí misma que eran los Finzi- Contini, como si de un origen propio cargado de especular prestigio se tratara.

Judíos, políticamente au dessus de la mêlée, y sin embargo víctimas del fascismo, distanciados de la Italia cotidiana, pero participando de su cultura profunda, entremezclada con la cultura universal. Micòl Finzi Contini proyectando un doctorado sobre Emily Dickinson en Ca Foscari, la universidad de Venecia, ciudad dónde sus tíos, los hermanos Herrera (respectivamente ingeniero y médico tisiólogo) guardaban la memoria de su origen y en la sinagoga el uno hacía advertencias al otro "mezzo in véneto mezzo in spagnolo (Giulio alevantate, ajde! E procura de far star in pie anca il chico…Edición Feltrinelli Universali Economica, Milano 2012 p. 31).

Pero a fin de captar hasta qué punto nuestra lengua es uno de los trasfondos del relato, hasta qué punto se halla presente una España perdida para los protagonistas y para nosotros, he de hacer referencia a una variante respecto al final de la novela:
El lector recordará que el protagonista Giorgio, tras vagabundear de noche sin meta por la ciudad, llega hasta la casa de los Finzi- Contini, salta el muro y se acerca a la cabaña dónde sospecha que su amada Micòl puede estar en compañía de su amigo común, el comunista Giampi Malnate. Sin embargo este encuentro amatorio no pasa de ser una conjetura pues "estimando que ya era hora de serenar mi alma (…) dando la espalda a la Hütte me alejé entre las plantas del lado opuesto" (traducción de Juan Antonio Méndez, Acantilado 2017 página 292).

En el film de Vittorio de Sica en el que Micòl, interpretada por Dominique Sanda, al percibirse de la presencia de Giorgio en la ventana, enciende la luz, mostrando su cuerpo desnudo, con una expresión de dureza en el rostro, a fin de que Giorgio asumiera las palabras que meses atrás le había dirigido, a saber que Giorgio estaba ‘a su lado’, ¿entendía?, no ‘frente a ella’, mientras que el amor (…) era cosa de gente decidida a superarse mutuamente. Un deporte cruel, feroz, mucho más cruel y feroz que el tenis" (idem pgs.24-25).

En esta divergencia respecto al texto reside quizás una de las claves de que Bassani afirmara no reconocer su novela en la película, sentimiento que habrán experimentado muchos lectores, que preferirán el "quien sabe" con el que el narrador responde en el epílogo a la pregunta "¿qué hubo en fin entre ellos dos?" Pues bien:

El profesor Sergio Parussa, del Wellesley College de Boston, que ha investigado en los archivos de la fundación Giorgio Bassani de Ferrara, fue autorizado a hacer público en el Corriere della Sera del 18 de junio de 2018, fragmentos de un cuaderno en el que el final es diferente. El narrador se acerca efectivamente a la cabaña, acerca su oído a la pared y puede oír la conversación entre los dos amantes, de hecho (como indica el profesor Parussa) Micòl imparte a Malnate "una breve lezione di lessico amoroso" que como veremos no es necesario traducir:
" I capelli sono los ‘caveos’ " diceva Micòl (…) gli occhi, ‘los ojos’, le orecchie, ‘las orejas’ (…) questo qui e ‘la nariz", rispondeva Micòl accentuando il suono fricativo de la zeta (…) i denti sono ‘los dientes’, il petto ‘el pecho’, la pancia ‘la tripa'(…)se dice ‘tengo dolor de tripa’. In casa diciamo esattamente così" .

"E questa?", domandó Malnate "Avra pure un nome, no?" (…) "la ‘delantera’ si chiama (…) e il tuo coso, li, sai come si chiama? ‘La huàia’".

En el evocado film de Vittorio Da Sica (a mi juicio bellísimo, no hay por qué compartir todos sentimientos de un escritor admirado), Los Finzi-Contini son reunidos por la policía fascista junto a los otros miembros de la comunidad hebraica, a cuyos ojos parecían tan altivos, en una escuela desde la que se divisa la ciudad, y una canción sefardita acompaña a la cámara que se desliza sobre los techos de Ferrara. La escena parecía dirigirse a los españoles de mi generación que, leyendo la novela de Bassani, también nos sentíamos parte del grupo que "frecuentavano la casa di corso Ercole I d’ Este a Ferrara".

 

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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