Víctor Gómez Pin
"Dolorosa descarga de uno de los mil recuerdos invisibles que en todo momento rompían desde la sombra en torno a mí", escribe el Narrador (Recherche I, 61). Este reencuentro, vinculado a esa memoria involuntaria tan obsesivamente presente en el texto, es algo de lo que participa todo aquel que (durante un periodo coincidente a veces con el que la narración fija como distancia entre acontecimientos) convierte las páginas de este libro en instrumento para una cotidiana inmersión en busca de su verdad interior, todo aquel que efectivamente encuentra en la Recherche el espacio de su "dejeuner sur l’herbe". Ya he indicado que en sus últimos años Marcel Proust se interesó por la obra de Dostoievski. Al escritor ruso está emblemáticamente asociada la idea de redención. También el lector de la Recherche busca su redención oscuramente, es decir trascendiendo la luz que ilumina fenómenos para fundirse en la luz que coincide con su ser. Como todos los grandes del verbo Marcel Proust nos ofrece una oportunidad de reencuentro, un reencuentro esencial, un reencuentro con lo que emergió en la animalidad teniendo como destino el trascenderla, un reencuentro simplemente con nuestra naturaleza.