Vicente Molina Foix
Mi celebración de la Feria del libro de Madrid, en su última semana, es la recomendación de tres libros, con una pequeña glosa en cada uno.
‘Bipolar’ es el título del estupendo libro reciente del poeta mexicano Julio Trujillo, que en los últimos tres años ha vivido en España, desempeñando el puesto de director editorial de la revista literaria ‘Letras Libres’. Publicado por Pre-Textos, ‘Bipolar’ arranca con unas insolentes, y para mí desconocidas, palabras de Vincent Van Gogh: "Pienso aceptar abiertamente mi oficio de loco, así como Degas tomó la forma de un notario". El carácter bipolar de los versos de Trujillo va por el lado de la locura más que por el del acta notarial; la locura de la mirada visionaria, que se trasluce ya en uno de sus primeros poemas, ‘El capitán de meseros’, y cristaliza en el que le sigue en el libro, ‘El mundo de ayer’, donde el poeta nos introduce sin disculpas ni preparativos en "un mundo de muslos y de trenes y de / discos de larga duración / y lados B, / un mundo para fémures y tibias, / para la oreja y no para el oído, / para la mano y no para el delirio / del pulso digital."
Pero el poeta vidente ha viajado, y varias de sus cartas de viaje son españolas. ‘Almudena Seguros’ (que cierra el libro) es algo más que una firma comercial o un paisaje urbano, y la virgen de espaldas de un innombrado pueblo con castillo produce efectos cómicos que, digo yo, entroncan con la picaresca. La cocina española se descubre ante este viajero con ganas de probarlo todo, aunque apiadado del lechón que han partido de un golpe certero del plato de loza. Menos modoso se muestra el ego devorador de Trujillo ante otro de los grandes topos de nuestra cultura, el jamón; queda claro que le apetece, siendo para él "simplemente el testimonio / de los colgajos infinitos, / escurriendo / desde antes del seboso Siglo de Oro.)"
Todo libro de poemas permite al lector el juego de la elección caprichosa, un reflejo cordial de esa misma veleidad compositiva, a veces momentánea, que es el poema. Mi poema fulgurante de ‘Bipolar’ se llama ‘El polizón’, y es el más memorable de un libro que tiene lo que en inglés se llama ‘staying power’. Leí por primera vez ‘Bipolar’ hace cinco meses, y permanecen conmigo aún estos siguientes versos sobre los propios límites del decir, el callar, el tomar partido y el eludir.
El polizón
Esta cosa que escribo no es poesía,
pero después,
probablemente,
cuando yo esté dormido o ebrio,
de espaldas a lo escrito,
el blanco que separa estas palabras,
lo no dicho,
lo apenas sospechado,
el polizón
que viaja en esta nave improvisada,
asome la nariz,
reciba el aire y tenga
alguna cosa que decir
o no.