Víctor Gómez Pin
Esa placa -a la que me refería hace unos días- en el malecón "Lugarteniente Schmidt" de San Petersburgo rememorando el exilio de filósofos, científicos y artistas en un año de plena efervescencia revolucionaria, ejemplifica de manera punzante lo tremendo que es intentar llevar a término aspiraciones que, sin embargo, no pueden ser erradicadas de la condición humana. La Revolución de Octubre era esencialmente un proyecto de que los idearios que animaban a la Revolución Francesa dejaran de ser retórica. Tras el trágico fracaso de la misma… ya ni siquiera son enunciados retóricamente. En el mundo que hoy nos queda, toda referencia a algún tipo de vida libre, igualitaria y fraterna suena simplemente a sarcasmo.
Y al respecto una cosa elemental: los idearios de libertad y fraternidad no son homologables al ideario de igualdad, al menos entendida en el sentido económico. Cabe decir que aquellos son los fines y este el imprescindible instrumento. Incluso me atrevo a establecer una jerarquía entre las dos primeras. Pues sólo en condiciones de libertad el hombre puede desplegar esa naturaleza que Aristóteles le atribuía y que conducía entre otras cosas a la práctica de la filosofía. Los hombres libres se sentirán inter-pares en lo esencial, en la nobleza de la condición humana, en la vocación de alcanzar la lucidez mediante el enriquecimiento del lenguaje (tarea a la que se reduce tanto el arte como la ciencia). La fraternidad sería de alguna manera un corolario del uso noble de la libertad.
Pero la libertad sin condiciones materiales de posibilidad es simplemente una ensoñación, o un ardid de los sistemas que sustituyen la libertad para realizarse como humano por la libertad de instrumentalizar a los demás humanos. Nadie puede ignorar (por universalidad del imperativo categórico kantiano) la profunda indecencia del asunto. Y es inmundo buscar una coartada en el hecho de que el objetivo auténticamente emancipador (igualdad económica como condición necesaria -no suficiente- de la libertad en la que, luchando por realizar su condición, los humanos se sentirían fraternos) desde muy pronto, en el país mismo de los soviets, se convirtiera en tragedia.