Víctor Gómez Pin
Javier Echeverría a quien había yo enviado un mensaje desde Praga relativo a ese "círculo de los filósofos" al que me refería en estas páginas, responde evocando sus andanzas de otro tiempo por la ciudad, sus visitas a las tabernas Monarch, y sus lecturas de El Proceso y el Castillo que habrían contribuído, me dice, a que se le desvelara la estructura objetiva del Estado (que hoy en día sería más bien la del Capital), "más allá de intencionadas idealizaciones" ( fueran estas ingenuamente patrióticas o milenaristas, ). Se refiere Javier a Kafka como ejemplo de lucidez en unos años y un mundo en el que tantos pugnaban por una u otra modalidad de ideario en última instancia romántico, traducido en sublimación de la naturaleza, el estado o la revolución.
Pero sobre todo (al hilo de mis consideraciones sobre "El círculo de los filósofos") Javier se refiere en su escrito al deseo filosófico centrado en la lectura y el comentario de algunos autores clásicos. Tras recordar que ésta fue también su manera de vivir el deseo filosófico, sobre todo en momentos de nuestra vida común en el extranjero que confluyeron en creación de la facultad filosofía de de Zorroaga en el País Vasco, reivindica otros muchos modos de vivir ese deseo. Reitera que la
filosofía no se agota en un elenco de textos sagrados, e indica que esta sacralización podría acaso acarrear el entierro de la filosofía en el panteón de sus Facultades. De hecho Javier (matemático de primera formación) tomó la decisión de dejar de estar vinculado a una facultad de filosofía, y casi a la filosofía como disciplina especializada. En mi opinión no lo hizo para abandonar la interrogación filosófica sino quizás para se fiel a la misma.
El escrito de Javier se cruza con otro de José Lazaro, también compañero de aventuras filosóficas desde perspectivas ajenas a la filosofía académica. Tras citar a Ortega refiriéndose a "la barbarie del especialismo", se adentra en la cuestión de la posibilidad de superar tal alienación sea mediante el paso a lo interdisciplinar (múltiples perspectivas) o a lo transdisciplinar (visión unitaria desde ellas). Y al respecto preccisa
que el proyecto implica también la dificultad de alcanzar el suficiente rigor en cada una de las disciplinas que se consideren para no caer en las "imposturas intelectuales" que denunciaron Sokal y Bricmont" en su demoledora crítica a los usos de la ciencia de ciertos pensadores franceses que habrían tenido como resultado "arbitrariedad, falta de rigor conceptual, erudición superficial y manipulación de cita variadas de sentido"
José Lazaro declara sin embargo coincidir plenamente en mi tesis según la cual "jamás la dificultad técnica puede eximir al filósofo al menos de un esfuerzo para estar en condiciones de determinar aquello que en las discusiones de los físicos o genetistas le concierne directamente".
Así pues, huyendo de la "barbarie del especialismo" se corre serio peligro de caer en la superficialidad denunciada por Bricmont y Sokal. Intentaré en los próximos textos esbozar una alternativa.