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El cerco de Acho

Por 10 de julio de 2008 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

En la ciudad de Lima hay un cerro conocido como San Cristóbal, en las laderas del cual, ya cerca del centro monumental e histórico, se encuentra la plaza de toros de Acho, una de las más antiguas del mundo y lugar emblemático en la historia cultural y social de la ciudad. En la plaza de toros de Acho se han fraguado pactos y ajustado cuentas determinantes para el país andino, todo ello con motivo de la fiesta del Señor de los Milagros, mientras los más grandes espadas se enfrentaban a las más seleccionadas reses españolas o americanas.

Las calles que circundan la plaza, prolongación hacia el cerro de la ciudad colonial, tienen casas de color albero y, por un prestigio de la imaginación, cabe ubicar en sus plantas establecimientos de comida, donde, antes de los espectáculos, el pueblo de Lima se congratularía por la simple promesa de una fiesta. Me complazco en la imagen, cuando menos anacrónica, de  una hostería popular, tentadora para cualquier segmento de la población, con profusión de ceviche de carne, de pescado o mixto, tiradito, cocoto, y la cerveza Malta (cuya fábrica se encuentra -o se encontraba hace unos años- en la zona) pisco y hasta vino de Ica; una hostería limpia y alegre, en un barrio cuyas calles de albero tendrían todas matriz en el templo en el que alcanza significado pleno la expresión Señor de los Milagros… Imagen sin duda dolorosamente mirífica:

No hay fiesta compartida en la ciudad de Lima; no hay el análogo de ese teatro en el que  los campesinos áticos contemplaban lo que les unía en destino a los ciudadanos más privilegiados de su ciudad. En Acho, las laderas del cerro San Cristóbal se han llenado (como las laderas de todos los cerros de Lima y prácticamente de todas las ciudades de la América Ibérica) de esas parodias crueles de las cabañas de los indígenas serranos a las que antes me refería, donde el plástico ha sustituido a la arcilla y la rata al lama.

Por las laderas del cerro, quizás un tiempo sobria referencia protectora, desciende sobre el entorno del templo de Acho un desolador caudal de indigencia material, generador, inevitablemente, de penuria espiritual. Y así, durante los festejos del Señor de los Milagros, un policiaco cordón, llamado a proteger a los que asisten al festejo de la amenaza colindante (y de la paranoia a la que sirve de coartada) separa la plaza de toros más vieja de América de las gentes del pueblo que le hubieran dado plenamente vida y para quienes la tauromaquia es hoy día, por la fuerza de la alienación social que no por los argumentos de los anti-taurinos, algo profundamente ajeno.  

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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