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Deseo moral de morir… y afirmación de la vida

Por 9 de abril de 2008 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Car c’est vraiment Seigneur

le meilleur Témoignage

Que nous puissions donner

de nôtre Dignité…

Cesare Pavese evocaba estos versos de Baudelaire para situar el suicidio como el único gesto portador de esa dignidad que en ellos se menciona. Albert Camus comienza uno de sus más conocidos ensayos afirmando que el suicidio es "el único problema filosófico verdaderamente serio", y que responder a la interrogación fundamental de la filosofía equivale a "juzgar si la vida vale o no vale la pena de ser vivida".

El planteamiento de estas líneas no viene trazado por la actitud de ninguno de los dos escritores. No me interesa tanto determinar si la propia vida vale en sí la pena, como determinar si merece ser conservada a toda costa o en toda circunstancia.

Algunas de las reflexiones que preceden son suficientemente indicativas de que no me son simpáticas (por así decirlo) actitudes de pesimismo existencial. El instante del nacimiento propiamente humano equivale indiscutiblemente a irremediable pérdida de la inmediata conexión con el mundo natural. Pero tal crisis (resultante de que las cosas queden empapadas por el lenguaje y que el mero percibir sea indisociable del juicio), supone precisamente que el entorno inmediato bañe para nosotros en esa exhuberancia hecha de contrastes, hecha de imágenes pletóricas anunciadoras ya, sin embargo, de quiebra, que constituyen el fermento en el que se han fraguado todas esas construcciones del espíritu que calificamos de obra de arte.

/upload/fotos/blogs_entradas/nacer1_med.jpgNacer como hombre, es decir, actualizar plenamente la humanidad que un niño potencialmente encierra, es abrirse a la estupefacción y a la magnificencia de las cosas impregnadas por el verbo, y sólo la reminiscencia de tal nacimiento da fuerza para esa suerte de creación permanente, para ese continuamente iterado, que constituye el único anclaje de la vida.

Todo humano es por nacimiento rico y digno, pues sin esta plenitud originaria el infante no hubiera dado el paso de actualizar su humanidad. De hecho sólo por una reminiscencia, consciente o inconsciente, de tal origen los humanos reivindicamos una vida acorde a un grado de excelencia, y de ninguna manera nos sentimos conformes con el vivir pura y simplemente.

¿Y el suicidio en todo esto? Pues obviamente quizás no sea el único problema auténticamente "filosófico", pero desde luego se deriva de este último, por ejemplo dada la circunstancia de que, ante el problema filosófico la ausencia de fuerza haga imposible limar sus aristas, hurgar en sus recovecos no retornar sobre lo ya resuelto y, en definitiva, plantarle realmente cara.

Estoy simplemente sugiriendo que cabe renunciar a seguir, no por resentimiento contra la condición humana, sino precisamente por haberla sumido plenamente; cabe apuntar a la muerte propia como expresión de amor a la vida… Y no obstante, tal posición es problemática y ello en base a los presupuestos mismos a partir de los cuales se reivindica la singularidad del ser humano, la subversión que su aparición supuso en la historia evolutiva y, en suma, su irreductible dignidad. Debo abrir una reflexión sobre este asunto.

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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