Víctor Gómez Pin
"En vano la extensión entera en el campo de mi visión era drenada con miradas que hubieran querido extraer de ella una mujer…Fijaba indefinidamente el tronco de un árbol lejano, tras el cual ella surgiría acudiendo a mi encuentro; el horizonte escrutado permanecía desierto, la noche caía, ya sin esperanza mi atención seguía anclada a este suelo estéril, a esta tierra yerma, como presta a aspirar las criaturas que pudiera contener ; y no era ya con alegría sino con rabia como golpeaba los árboles de ese bosque de Roussainville, tan carentes de seres vivos como pudieran serlo los árboles pintados de un panorama…
… Pero andar así errante en los bosques de Roussainville, sin una campesina a la que abrazar, era no conocer el tesoro escondido en estos bosques, su belleza profunda…"( Marcel Proust, A La Recherche…, Gallimard 1987, tomo I, p.156 y 155)
"…El sol se había ocultado. La naturaleza volvía a reinar en el Bosque del que había desaparecido la idea de que constituía el jardín elíseo de la Mujer; encima del molino facticio, el verdadero cielo era gris; el viento plegaba el Gran Lago con diminutas ondulaciones, como un lago; grandes pájaros cruzaban velozmente el bosque, como un bosque, emitiendo agudos chillidos posaban uno tras otro sobre los grandes robles, los cuales, bajo su corona druídica, y con la majestad del santuario de Dodon, parecían proclamar el vacío inhumano del bosque abandonado."(Idem, 419)