Víctor Gómez Pin
Con toda intención hago la aparente incongruencia de separar la exigencia de conocimiento de la exigencia de veracidad. Tal como de la utilización misma de esta última palabra se desprende, la exigencia de veracidad es previa al deseo de saber y constituye casi su condición de posibilidad. Esto plantea un problema respecto a la concepción misma de la naturaleza humana, caracterizada desde el texto más legítimo (el arranque de la Metafísica de Aristóteles) por el deseo de conocer. O más bien; el citado texto ha de ser interpretado en términos menos epistemológicos de lo que suele hacerse de ordinario. Los humanos, se diría entonces, somos conducidos por nuestra naturaleza a enfrentarnos a lo que desde el origen, y más allá de pasajeras cuitas, esencialmente nos concierne; los humanos si nos dejamos llevar por nuestra naturaleza somos conducidos al lugar de la verdad; los humanos, por genuina disposición deseamos ser veraces.
El Narrador de la Recherche no reflexiona jamás sobre la verdad a cuya confrontación tantas veces alude, da por supuesto que todos sabemos en qué consiste tal verdad. El Narrador sí nos indica el lugar de búsqueda, y lo hace con tal precisión que al alejar a los amigos que le importunaran evocaría la necesidad de una confrontación urgente y capital consigo mismo. En el texto relativo a Ruskin se precisa que para todos y cada uno de nosotros ese sí mismo constituye lo esencial, y que la lectura es sólo un peldaño exterior para iniciar la apuesta.