Vicente Verdú
Los coches eléctricos se esperan como la alternativa a la contaminación de las ciudades. En Estados Unidos, los primeros taxis de Manhattan fueron coches eléctricos que, efectivamente, sirvieron como alternativa a la contaminación irrespirable que procedía de las bostas de los caballos que arrastraban arruajes.
En 1900 circulaban por Nueva York hasta 100 taxis de gasolina, muy distinguibles por sus colores verde y rojo, pero las carreras resultaban enormemente caras y sólo se hallaban al alcance de unos cuantos.
En 1907 la New York Taxicab Company lanzó la primera flota de automóviles de alquiler de gasolina equipados con taxímetros, una invención que les aportó un éxito instantáneo a pesar de que señores de la clase alta siguieron renuentes al automóvil y preferían conducir personalmente sus tiros de caballos. De esto hace 100 años justos. En esas fechas, los manicomios norteamericanos se hallaban colmados por enfermos psíquicos que no recibían más tratamiento que la higiene y una alimentación sana. A una décima parte de esos internos se les había diagnosticado locura por causa directa de la masturbación. Al resto se le tenían por lo loco como consecuencia de una herencia familiar. Esto también lo leí en el libro de Jed Rubenfeld, La interpretación del asesinato, un thriller dirigido a lectores interesados por lo policiaco y lo psicoanalíticos, el sexo y el asesinato.