Vicente Verdú
La soledad voluntaria reaparece como una dulce y trasparente envoltura de silencio. Estar a pelo con uno mismo deja de ser un suplicio para convertirse en un consuelo. Del aprovechamiento de la soledad se va creando una nueva conciencia del ser completo. Entre los artistas la creación empieza a manifestarse como un producto nacido genuinamente de uno mismo gracias tal vez a la seguridad de que morirá a solas. Mujeres que en la madurez pintan, hombres que encuadernan o cultivan bonsais, una ristra de personas mayores atesoran una soledad representada en la guarida de una afición y esto tiende a ser lo único visible de su espíritu.