Vicente Verdú
Las velas
que desprendían sus labios al amar
hacía creer en una navegación
sin accidentes.
El mar rizado, la melodía del color,
el olor de lo inexistente
bañado de azul añil.
Todo era, sin embargo, nostalgia,
lonas de falsedad.
No amamos lo que está presente
sin la sal de la distancia
no contemplamos nada emocionante
en su tiempo real.
Ni tampoco nos endulzamos
los labios y el corazón velado
sin el almíbar melancólico.