Vicente Verdú
Si el mundo de la literatura se encuentra trufado de antiliteratura triunfante, no se diga ya del mercado del arte. En estos meses han aparecido varios libros que descubren las estratagemas, patrañas y añagazas que construyen, en estrecha complicidad, marchantes, galeristas, curators, críticos, casas de subastas y muaseos. No todos los libros publicados hablan de todo pero vale la pena leer El tiburón de 12 millones de dólares (Ariel) de Don Thompson donde además de una información actualizada de los tiburones reales y no reales se describen anécdotas muy sabrosas en el mundo de los multimillonarios. No hace falta empaparse la segunda parte del volumen destinada minuciosamente a casos particulares de ventas y cepos en las casas de subastas, pero sí merece detenerse en las informaciones que se ofrecen en la primera parte sobre el trasmundo que hace posible vender mierda, enlatada o recubierta de oro, por millones de euros.