Vicente Verdú
La luz es la noticia. Todos estamos formados de corrientes eléctricas y la identidad se sintetiza en un hálito que posee una luz central.
De esta iluminación procede la personalidad crucial y su capacidad para repeler o mezclarse con otros instintos luminosos.
El temperamento que es anterior y primordial está compuesto por haces de luz que, anudándose en composiciones distintas, determina el centro de mayor aproximación al mundo.
El carácter proporciona gradualmente, a través del devenir biográfico, el tallado de la luz fisiológica o temperamental y en el carácter se reúnen y transforman los humores y las partículas gaseosas con las que salimos al mundo. El mundo nos recibe en un ámbito a la vez vivo o iluminado. Nacemos de un alumbramiento y evolucionamos mediante una sucesiva secuencia de claroscuros. Esta carrera biográfica se cose como una narración y se teje, a la vez, como un lienzo donde la plasmación de los diferentes colores y su particular distribución es la consecuencia de los golpes o galopes por cuyo efecto se modifica la luz.