Vicente Verdú
De la misma manera que el Dada y Duchamp acabaron con la seguridad del sistema del arte, la Gran Depresión de 1929 acabó con la seguridad del sistema económico. Más o menos desde entonces fue avanzando el tiempo de la inseguridad en todos los órdenes del valor, desde la muerte de Dios a la muerte de la novela, desde las persecuciones nazis hasta los pogroms, desde la amenaza policial a la amenaza terrorista. La pérdida de la seguridad dio paso a las alucinaciones, los miedos, proliferación de los espectros, las amenazas de las apariencias, los corros de simulaciones, la inestabilidad de la creencia, la disipación de la utopía, la proliferación de los sujetos, la pérdida de cohesión.
Esta suerte de desintegración de la fe, del sexo, de la cultura o de las leyes económicas, se correspondió con la desintegración de la física a nivel macro mediante el big bang y a nivel micro mediante la bomba de fisión. La desintegración del núcleo desencadena la energía nuclear, la desintegración nuclear de lo social lleva a la pérdida de la colectividad.