Vicente Verdú
Curiosamente, ahora advierto una asombrosa continuidad entre escribir poemas y pintar, al punto de que, en buena medida, no aprecio sensaciones diferentes.
Aunque sí, desde luego, se expongan como formaciones distintas al terminar. Pero ¿al terminar?
¿Cuándo se termina un cuadro o un poema? Unas veces se ve claramente su conclusión pero, en otras, hay obras que no obedecen dócilmente a nuestra voluntad. O, mejor dicho, que no se dejan manipular (ni inspirar) más.
En ese momento, como si poseyeran autonomía, se plantan y defienden su vida propia.
Este cuadro ("Firma azul") se comportó hace meses de este modo y cuando alguien me comenta que lo ve inacabado siento ganas de indicarle que vaya y se lo pregunte a él. Yo, desde luego, no me veo autorizado para añadirle nada más. Ni me atrevo.