Vicente Verdú
Echo de menos tener una relación con una mujer que sepa vestirse. Esta incapacidad de algunas mujeres para elegir bien sus ropas va unida generalmente a una crasa ineptitud del gusto. Pero de un gusto particular. Porque una parte de ellas ejercen bien el juicio cuando tienen que señalar un cuadro o un objeto pero incomprensiblemente no saben aplicarse los colores o las formas para sí. Tienen el gusto pasivo y no activo, viven en el gusto paralítico y no creador. ¿Desconocimiento de sí mismas? ¿Inhibición del yo gozoso? Qué se yo. El resultado suele ser tan lastimoso porque mujeres atractivas echan a perder una buena porción de su prestancia vistiéndose mal y, en ocasiones, horriblemente. O, peor, rutinariamente.
Ir hecho una birria no significa solamente lo feo, también lo acrítico. Mujeres que siguiendo la moda no piensan en sí sino en lo que se lleva, sin contar con lo mal que les queda y lo mal que lo llevan. Toda mujer (y todo hombre) con tino tomará la moda como una proposición y nunca como un precepto. Y menos ahora que la moda varía con más celeridad y arbitrariedad, es variada y más libre. Con ello, la posible moda es, por completo, sugerencia. No tiene nada que ver su débil imperativo con las épocas en que uno y otro se definían como ignorantes o pueblerinos si no seguían las recomendaciones de colores y formas que aparecían las revistas de papel cuché. Afortunadamente hoy, en todos los aspectos, el consumo de ha diversificado tanto que coexisten muchos modelos y no existe un Dios verdadero. Con ello, estas horrendas maneras de sucumbir a los zapatos afilados, a las telas estampadas en tigre de bengala, a las camisetas ilustradas con lentejuelas, etcétera, son muestras de la mayor flaqueza en el gusto y, en general, de la flaqueza o desconcierto en otros órdenes, porque siempre se hace más sencillo para el simple plegarse a la convención que construirse su figura. Echo de menos a esa mujer creativa e independiente de muchos modos pero, hoy, empezando por el vestido. Lo demás lo dejo, hoy, a los demás.