Vicente Verdú
¿He sido copiado o he sido la imprevisible musa de un ensayista francés?
Para empezar, declaro que siempre me han interesado los ensayos de Gilles Lipovetsky. Unos más y otros menos. Más los primeros, menos los segundos y algo menos los de la última producción. En lugar de mejorar colaborando con otros colegas, sus obras han perdido coraje. Se han hinchado de información y han perdido seducción
Este último, La estetización del mundo (Anagrama, enero 2015) es un caso superlativo. Por cada idea, frecuentemente débil, se vuelca un huracán de alusiones a la vida social, comercial o estética. Pero ¿qué quiere decir La estetización del mundo? Quiere decir, en resumidas cuentas, que los objetos producidos por el capitalismo han ido embelleciéndose desde comienzos del siglo XX, justamente al compás del nacimiento de una sociedad de consumo a lo que no bastaba, para ser tal, que los objetos fueran útiles como herramientas sino también encantadores en cuanto experiencias.
Este planteamiento ya tan incuestionable como obvio no viene a ser otra cosa que la obligada adaptación del capitalismo a los deseos de los consumidores cada vez más cínicos, cualificados y convertidos progresivamente en reyes del mercado diferencial. De este modo, el capitalismo halló su supervivencia en los productos personalizados, su hospedaje en los hoteles con encanto y su glamour en los coches oliendo a lima o en los Victoria’s Secret con una melodía sensual. Miles de artículos diferentes expuestos en incontables temporadas anuales, diseños presentados en los museos y grandes museos con cocinas artísticas para servir bodas. La división de la vida en departamentos es ahora un loft convertible y estetizado para crear sensaciones, ficciones más allá de la función.
Tan atractivo viene a ser el mundo tratado por Lipovetsky que impulsa a seguir sus pasos pero, últimamente, se ha mostrado tan apresurado en sus elaboraciones que, como en el plus del mach 1 se ha dejado el sonido detrás. La estetización… se publicó en Francia en 2013, exactamente diez años más tarde de que -también Anagrama- lanzara mi obra El estilo del mundo (mayo 2003) madre descarada de esta hijuela gorda y sosa.
Las pruebas de filiación o sabor sucedáneo se hallan impresas y bien documentadas en la escritura de ambos libros. Mi orgullo de autor fue ya exaltado por la traducción al francés de Le style du monde (Stock, 2005), premiado en el París de 2006. No podría decirse que pasara del todo inadvertido para los escritores afines. Y esta misma circunstancia "afín" me empuja a consignar dos puntos especiales sobre esta obra de Lipovetsky y mi texto de casi diez años antes.
El primero se refiere al valor intrínseco de La estetización… que si no sorprende nada por su tesis arrolla con su desaforada información inútil. Y, el segundo, punto, el principal para mí, tiene que ver con la maldita casualidad de que, no ya que los conceptos usados por Lipovetsky y Serroy, sean prácticamente los mismos (aunque desbravados) que los de mi El estilo del mundo varios años antes. Acaso, no por azar, su título, La estetización del mundo se parece mucho al mío (El estilo del mundo) y encima su subtítulo Vivir en el capitalismo artístico es casi lo mismo que mi subtítulo La vida en el capitalismo de ficción. En resumidas cuentas su "capitalismo artístico" sería mi fundacional "capitalismo de ficción". Y todo lo demás es monte bajo.
Como sabemos de sobra, para un ensayista francés un ensayista español ha contado siempre poco y no iba a ser yo su excepción. Sólo insistiré en el hecho de que la versión de mi obra en francés estaba ya a su mano mientras trabajaban en La estetización…y que no citar El estilo del mundo una sola vez en 400 páginas tan parecidas es, al menos, un vacío de escaso estilo intelectual. Aunque todo puede ser, y no debe descartarse, que se trate de un maldito enredo del azar o una clase de inspiración siamesa.