Vicente Verdú
¿Puede un Jaguar XK8 azul marino sustituir a una mujer? O mejor, ¿puede que el amor a un Jaguar XK ocupe el lugar del amor a una mujer? Las dos opciones no caben con gusto en un solo espacio porque ¿cómo creer que la mente puede albergar todo aquello que nos propongamos meter y el corazón toda la emoción que nos guste mover?
Una devoción desplaza a otra, una ilusión ilusiona el ánimo y hallándose el ánimo acaramelado ¿cómo esperar que deje sitio a otra dulzura más? Sí podría lograrse sucesivamente, sustitutivamente pero nunca a la misma vez. En definitiva se tratará de dar de beber a un vacío con cualquier jugo lo bastante delicioso como para saborearlo bien y, como efectivamente ocurre con las bebidas dulces ¿cómo esperar que el paladar empapado de una azúcar se halle en disposición de pensar en otros edulcorantes mientras las papilas de ocupan en esta absorción?
La vida es como una película que se impregna de múltiples y variados fotogramas pero uno tras otro. A la vez todo sucede en ese mundo visual como con los colores de la paleta que juntos ni siquiera llevan a la elegancia del negro sino sólo a lo que se llama "panza de burro", una pigmentación desalentadora, una visión del color tan aburrida como empachosa, tan sucia como entristecedora.
La ilusión se hila. Los encantos se biselan y se gozan en su perfil radiante. Nuestra percepción sensitiva se asemeja a la forma de una rendija que toma una a una las vicisitudes para vivirlas. Varias a la vez o no entran y ciegan la visión, la obturan o la deslumbran.
(Esta enfermedad apenas se me cura).