Vicente Verdú
Siempre me ha llamado la atención que los pintores, tan atentos a la proporción y combinación del color, vistieran tan mal. No estrafalariamente que podría explicarse por su deseo de ser considerados seres singulares y distintos sino ataviados vulgarmente. Incluso grandes pintores como Rafael Canogar no es que vistan terriblemente mal sino excesivamente convencionales, por no decir de El Corte Inglés o de pintas vulgares. Claro que no valdría la pena esta consideración si el artista escribe pero ¿cómo no contemplarse a sí mismos como un mal cuadro cuando en el espejo, como dirían las madres, se le ve hecho un "cuadro", una expresión que antes se empleaba para referirse a la birria, la descoordinación o lo más feo?