Vicente Molina Foix
No sé si la crisis acabará con lo que antiguamente, en frase de un cierto sabor rancio, se llamaba la elegancia social del regalo. Por si no es así, y pensando, pasadas ya las Fiestas por antonomasia, en la inminente llegada de San Valentín y el Día del Padre, doy aquí ideas, basadas en mi propia experiencia de regalador de discos.
El primero es excepcional en su originalidad. Se llama ‘France 1789′ y consiste en una selección de canciones revolucionarias interpretadas por una gente que lleva ya algunos años resucitando con artisticidad y fidelidad el repertorio de la ‘chanson’ popular francesa, que ni mucho menos empezó, como algunos piensan, con Jacques Brel o George Brassens. El promotor del empeño y principal intérprete, el barítono Arnaud Marzorati (que trabaja, utilizando siempre instrumentos de época, con el refinado sello discográfico Alpha 810) nos descubre en esta ocasión un conjunto de piezas jacobinas y antimonárquicas, irreverentes y blasfemas, entre las que no falta alguna elegía de corte lírico, como la bellísima ‘Oye mi voz, acaba con mis males’, delicada composición de autor anónimo que, siendo un alegato contra la tiranía, consigue la intensidad patética de un ‘lied’ romántico.
He disfrutado mucho también, en la vena sombría, con la grabación reciente de la obra maestra de Britten ‘The Turn of the Screw’ (‘Otra vuelta de tuerca’ o simplemente ‘Vuelta de tuerca’, como propone su mejor traductor al castellano). Publicada por el sello Glyndebourne, que recoge los mejores montajes del célebre festival inglés tomados en vivo, esta versión de una de las más grandes óperas del siglo XX fue dirigida en lo musical, con mucha sutileza, por Edward Gardner, y cuenta, entre otras excelentes prestaciones vocales, con la de la soprano Camilla Tilling en el papel de la gobernanta rodeada de niños poseídos y fantasmas mefíticos que ideó en su novela corta homónima Henry James.
Mi último goce ha sido el descubrimiento de que Johann Sebastian Bach, además de unos ancestros, unos hijos, un suegro y una segunda esposa de gran talento musical, tenía un familiar más lejano, un tío de su propio padre, oscurecido indebidamente por el paso de los siglos. Ese tío segundo fallecido en 1703, y cuyas composiciones conoció de joven Johann Sebastián, se llamaba Johann Christoph Bach, y de él ha sacado John Eliot Gardiner (en su sello ‘Soli Deo Gloria’) una selección de arias, lamentos, motetes y diálogos amorosos que está entre lo mejor que he oído del repertorio tardo-barroco. Intensidad, don melódico, poderoso sentido dramático, en interpretaciones de altísimo nivel.
Los tres discos los encontrarán ustedes en las mejores tiendas del ramo, otra frase suavemente rancia del pasado, y si no tienen una cerca de casa búsquenlos a través de Diverdi (www.diverdi.com), estupenda distribuidora independiente que también dispone de un ‘outlet’ físico en el centro de Madrid.