Vicente Molina Foix
Electra es, junto a Medea, Antígona o Fedra, una de las heroínas que más ha inspirado a los dramaturgos posteriores a la tríada de grandes trágicos griegos.
Por hablar sólo del siglo XX, autores como Eugene O´Neill, Hugo von Hofmannsthal, Jean Giraudoux, Jean-Paul Sartre, Marguerite Yourcenar o Virgilio Piñera volvieron al fundamento de los trágicos helenos para reelaborar, cada uno a su modo y tomando como modelo principalmente a Sófocles y a Esquilo, el personaje de la atribulada princesa y su contexto.
Al escribir la obra ahora estrenada en el Teatro Romano de Mérida partí con amplia libertad de concepto y forma de la variante argumental de Eurípides, desarrollando una tragedia familiar que rememora hechos de la antigüedad sin perder resonancia en nuestra conciencia contemporánea. Junto al personaje titular de la atribulada hija de reyes movida por un impulso moral superior al de la venganza, late el espíritu de la casa de los Atridas afectando a los demás protagonistas, Orestes, Clitemnestra, el Ayo o el labrador al que he llamado Alceo, que introducen un elemento cómico.
Corifeos y dioses han desaparecido de esta Electra, en la que el ansia de justicia, la lucha del poder, las diferencias sociales, la mentira y un profundo amor a veces malsano constituyen la trama celeste de un mundo de criaturas terrenas.
Foto: Jero Morales
Foto: Jero Morales
La obra teatral Electra estará en cartel en Mérida hasta el domingo 29 de julio, dirigida por José Carlos Plaza e interpretada, en los principales papeles, por Ana Belén, Julieta Serrano, Fran Perea, Carlos Alvárez-Novoa y Juan Fernández.