
Sergio Ramírez
A Yoani Sánchez, la colega que escribe en su sitio Generación Y desde La Habana, no la dejaron salir de Cuba para recibir en España el premio Ortega y Gasset que otorga cada año el diario El País. Quienes le dan la isla por cárcel de esta manera arbitraria, y sin sentido, le dan con esto otro premio. Así lo dice ella en su blog: el premio de "la blogger cautiva". ¿Y quiénes son "ellos"? Los que "desde un uniforme militar, manejan nuestros derechos ciudadanos y no dan explicaciones sino que imparten órdenes". Olvidan, dice además Yoani, que "en el ciberespacio mi voz puede viajar sin límites, salir y entrar sin pedir permiso…".
No tiene sentido, ni razón, esta medida que lo que hace es quitar credibilidad al anunciado programa de reformas por parte del gobierno, que incluye, precisamente, la libre entrada y salida de los cubanos, como debió ser desde hace tiempo, y parece que aún no puede ser. Prohibición, silencio. Ni siquiera anunciaron los medios de comunicación en Cuba que Yoani se había ganado el premio Ortega y Gasset, como tampoco anunciaron que el cubano Antonio Orlando Rodríguez había ganado el Premio Alfaguara con su novela Chiquita.
Ambos, el de Yoani y el de Antonio Orlando, son al fin y al cabo premios para Cuba. ¿Qué clase de sordera burocrática es esa? ¿Qué clase de política de estado, que busca enterrar a quienes hacen más grande la cultura cubana?