Sergio Ramírez
Ya en el año 2000, poco antes de la caída de las torres gemelas de Nueva York, el boliviano Edmundo Paz Soldán y el chileno Alberto Fuguet había juntado en Se habla español una serie de cuentos cortos de diversos autores latinoamericanos, que giran acerca de la experiencia de los emigrantes, sus esfuerzos por alcanzar la frontera de Estados Unidos como ilegales, y sus vidas en el nuevo territorio conquistado.
El tema es retomado en Sam no es mi tío desde la perspectiva de la crónica. Y quienes cuentan en las páginas del libro colectivo sus experiencias, lo hacen después del nuevo gran parte aguas, la caída de las torres, un acontecimiento que fue capaz de fracturar la historia y acabar con todo lo que quedada de inocencia en la visión compartida, o confrontada, entre América Latina y los Estados Unidos.
La riqueza de este libro está en la intimidad revelada de la experiencia personal. Cada quien cuenta lo que le ha pasado en su intento por acercarse a Estados Unidos, o viviendo dentro de sus entrañas. Desde el trance de hacer cola para una visa, como lo relata el peruano Santiago Roncagliolo, o el fugaz pero dramático encuentro con el anónimo bracero en California, como lo relata el otro peruano Daniel Alarcón, o el aspirante a escritor empleado como cuchillero en una tienda de quesos en Nueva York, como lo relata el colombiano Joaquín Botero.
Otro mural en movimiento. La película siempre se rebobina. Sam no es tu tío pero tampoco dejará de serlo. El cielo de los Estados Unidos sigue siendo vasto e insondable.