
Sergio Ramírez
Jhumpa Lahiri ganó el Pulitzer a los 33 años, envidiable edad para tocar la gloria, y Junot Diaz lo ha ganado también este año con su primera novela La maravillosa vida breve de Oscar Wao, después de haber cosechado fama con su libro de cuentos Drown (El ahogado). Mientras tanto, Daniel Alarcón, nominado entre los 21 mejores novelistas jóvenes de Estados Unidos por la revista Granta, estremeció a la crítica con su novela Radio Ciudad Perdida, publicada en 2007.
Junot Díaz y Daniel Alarcón, separados por una década en cuanto a sus fechas de nacimiento, algo que en la vorágine de la literatura latinoamericana puede convertirse en una brecha insondable, además de su doble hilo común, el inglés como lengua de expresión literaria, y su condición de emigrantes, o hijos de emigrantes, se identifican todavía más por otro factor que llevan en sus propios genes literarios: los fantasmas de la realidad latinoamericana que nos persiguen a todos, escribamos en español, o en inglés. Y cuando digo realidad estoy hablando de la que tiene que ver con la vida pública, la realidad social y política, la que proviene de la historia reciente, o de la historia lejana. Las dictaduras, el terror. República Dominicana y la dictadura de Trujillo; Perú y Sendero Luminoso. Los viejos fantasmas no dejan de hacer sonar sus cadenas al arrastrarlas.