Sergio Ramírez
"Hijo de casa" se forjó en la lengua colonial, y en la lengua de los códigos civiles se asentó el término "hijo natural", opuesto al de hijo legítimo. Hijo natural quería decir fruto de las intemperancias, o de los ardores, de la naturaleza masculina. El patrón, y sus hijos gañanes, ejercían el derecho de pernada entre las mujeres de la hacienda, que debían someterse dócilmente a la voluntad sexual del que mandaba; y las consecuencias biológicas de aquel dominio eran los hijos naturales, que crecían sin ningún derecho y sólo podían ponerse el apellido paterno si el caprichoso progenitor les concedía esa gracia.
Y de allí se derivaba el otro término, igualmente odioso, el de bastardo, sinónimo de hijo natural, tan popular en los folletines y luego en las telenovelas. Y los acompañaron desde entonces otros de la misma hornada, hijos adulterinos, por ejemplo, malditos por provenir de la conscupicencia que violaba la santidad del matrimonio; e hijos sacrílegos, aún más malditos por provenir de uniones de sacristía y de la rendición de los curas a las tentaciones del demonio carnal. Estas uniones, junto con las de naturaleza adúltera, se llamaban "de dañado ayuntamiento".