
Sergio Ramírez
Otro profeta, que se queja de no haber sido escuchado a tiempo en sus advertencias de que se venía encima del mundo una tormenta perfecta, es Jeremy Rifkin, profesor de la escuela de negocios de Warthon, la más prestigiosa en su género, parte de la Universidad de Pensilvania. Tres tormentas coinciden ahora, según sus conclusiones: la financiera, la ecológica y la energética, lo que hace en su suma la tormenta perfecta. La madre de todas las tormentas.
La crisis crediticia, según sus palabras, tiene la naturaleza de un tsunami engendrado en las profundidades marinas, y que trae en el movimiento violento de sus aguas efectos devastadores. Los ahorros se han evaporado en Estados Unidos, donde se gasta ahora más de lo que se produce, y al mismo tiempo, la deuda del gobierno, que hace un cuarto de siglo equivalía al 20% del PIB, suma ahora el 120% del mismo PIB. La deuda acumulada por los bancos comerciales, que es de trillones de dólares, es una herida que no se puede tapar con una apósito de apenas 700.000 millones. Dtener la hemorragia con un dedo.
Para Rifkin, el llamado sueño americano ha pasado a mejor vida, por exceso de riesgos, autoindulgencia, ingenuidad, y avaricia. La vieja avaricia.