Sergio Ramírez
Veamos algunos ejemplos de esa lista de personajes de novela que la historia hace surgir de la entraña misma de la realidad, y pone ante los ojos de los novelistas sin retoques ni afeites, para asombro luego de los lectores, que los llegarán a creer fruto de la invención:
Isabel Perón, la cabaretera que tras la muerte de su marido llegó a ceñirse la banda presidencial, auxiliada en su poder por José López Rega, un brujo quiromante que echaba cada mañana el destino público a suertes de Tarot en la Casa Rosada, y manejaba, además, sus propios escuadrones de la muerte como si se trata de un club de fútbol.
Vladimiro Montesinos, el todopoderoso jefe de los servicios secretos con aire de cantante de vodevil que guardaba miles de cintas de video donde aparecía él mismo corrompiendo jueces, magistrados, diputados, empresarios, periodistas, militares, siempre un sobre lleno de dinero en su mano mientras las cámaras secretas trabajaban, una mano que también firmaba sentencias secretas de muerte.
Si mientras me lee usted ha ido haciendo su propia lista de personas que conoce, aunque no pertenezcan a la vida pública, que le parecen personajes de novela, escriba esa lista, anote para cada uno los atributos que le parecen singulares, extraños, llamativos. Así se comienza a ser novelista.