Sergio Ramírez
Hace algún tiempo acompañé al historiador estadounidense Mike Wallace en una visita a León (de Nicaragua, no de Castilla), pues vino con su mujer, la escritora mexicana Carmen Bullosa, invitada a participar en el Festival Internacional de Poesía que se celebra en la ciudad de Granada (de Nicaragua, no de Andalucía). Mike ganó el Premio Pulitzer en 1999 por su monumental libro Gotham, la más completa historia de la ciudad de Nueva York que se ha escrito.
Era su primera visita a Nicaragua, y en el camino, Mike reconoció de inmediato la imagen del volcán Momotombo, que se alzaba desafiante ante nuestros ojos: "el volcán de la famosa estampilla", me dijo. Recordé entonces la historia, tantas veces contada, acerca de cómo los partidarios de que el canal interoceánico se construyera a través de Panamá, y no a través del territorio de Nicaragua, habían triunfado mostrando a los senadores de Estados Unidos, que debían tomar la decisión, una estampilla de correos donde figuraba uno de los volcanes nicaragüenses en plena erupción, argumento suficiente para demostrar la temeridad que significaría realizar aquella obra en un territorio expuesto a la catástrofe de los terremotos. Algo que, para mí, pertenecía más bien a las leyendas del folclor político. Juan Gabriel Vásquez lo refiere en su novela Historia secreta de Costaguana.
Para Mike, riguroso historiador, lo del volcán de marras no se trataba de ninguna leyenda, y días después me remitió copia electrónica de las páginas correspondientes del libro Panamá, creación, destrucción y resurrección, escrito por Philippe Jean Bunau-Varilla, y publicado en Nueva York en 1914. Fue Bunau-Varilla quien en 1902 urdió la estratagema de presentar la estampilla como prueba delante del senado, y el mismo que luego firmaría el tratado canalero Hay-Bunau-Varilla, actuando como representante plenipotenciario del recién independizado estado de Panamá.