
Sergio Ramírez
La esclavitud fue abolida de manera oficial en el mundo aparentemente desde el siglo diecinueve. ¿Pero ha desaparecido de verdad? Hace algún tiempo leí que miles de manifestantes, entre ellos representantes de sindicatos campesinos, organizaciones de derechos humanos, autoridades municipales y de iglesias, se congregaron en Brasilia para exigir al Congreso Nacional la aprobación de una reforma constitucional capaz de frenar el trabajo en condiciones de esclavitud. Mediante esta reforma se autorizaría al estado a expropiar las tierras de aquellos latifundistas que tienen establecidos en sus posesiones regimenes de explotación del trabajo que no se distancian mucho de la esclavitud. Según el Ministerio de Trabajo, unas 28 mil personas han sido liberadas desde el año de 1995 de semejante servidumbre en haciendas, ingenios azucareros y fábricas de carbón en regiones del interior de Brasil.
En China se han descubierto fábricas donde los niños permanecen en condición de prisioneros mientras son sometidos a trabajos forzados, sin ningún salario, y lo mismo ocurre en África y otras partes del mundo. Y para no ir muy largo, al triunfo de la revolución en Nicaragua en 1979, las condiciones laborales en los plantíos bananeros y en las minas, eran también de esclavitud; en las bananeras, los campesinos que cortaban el banano vivían con sus familias dentro de cajones de madera, llamados "gavetas", que eran como tumbas.
¿Vivimos realmente en un mundo sin esclavos?