Sergio Ramírez
Tengo a la vista un recorte de prensa en el que de manera escueta se informa que Rigoberta Menchú, la indígena guatemalteca galardonada con el Premio Nobel de la Paz, fue expulsada de un hotel de lujo en el balneario de Cancún, al confundirla con una vendedora ambulante. Acudía al hotel para sostener una entrevista de prensa, y se hallaba en Cancún asistiendo a un foro internacional.
Rigoberta, como la habrán visto ustedes en las fotos, viste siempre como lo hacen las indígenas de su etnia maya en Guatemala, un traje muy colorido que se parece al que usan las indígenas mexicanas que venden en las calles de Cancún, y a la entrada de los hoteles, suvenires a los turistas.
No sé si será este el primer caso de la expulsión de un lugar público, pues los hoteles lo son, de una personalidad de rango mundial, solamente porque viste de manera diferente, de acuerdo a su propia identidad. No me imagino a Rigoberta entrando a un hotel de Cancún vestida de sandalias y shorts, de gorra y camiseta playera con la insignia de los Bulls de Chicago. En su manera de vestirse está representada la dignidad de la causa que ha defendido, y la identidad y los derechos de los indígenas que son mayoría discriminada y segregada en Guatemala, como se ve que lo siguen siendo en los balnearios exclusivos de México.