Skip to main content
Blogs de autor

A quién agravian las hamburguesas Ana Frank

Por 14 de agosto de 2023 agosto 18th, 2023 Sin comentarios

Roberto Herrscher

Fue un escándalo nacional en Argentina. En un local de comida rápida de Rafaela, provincia de Santa Fe, en julio de 2023 alguien se puso creativo y llamó a una suculenta hamburguesa completa con pepino encurtido, lechuga y tomate “Ana Frank”. Se la podía pedir acompañada de papas fritas con los nombres de Adolf, Benito, Gengis o Mao.
El repudio de todos los medios se hizo viral: como suelen hacer los periodistas, llamaron a dirigentes de entidades que representan a los agraviados por este macabro chiste marketinero: en radios, canales de televisión y diarios corrieron a consultar a dirigentes de la religión judía.
Los medios locales dieron la palabra a la agrupación de pequeña comunidad hebrea de Rafaela. Los nacionales, a la DAIA o a entidades como la Asociación Cultural y Deportiva Israelita IL Peretz, o incluso el Centro Ana Frank para América Latina (CAFA).
Con mayor o menor énfasis, todos hablaron de antisemitismo latente, de la historia de la adolescente Ana Frank, judía de Ámsterdam escondida en una buhardilla durante la Segunda Guerra Mundial, autora de un célebre diario que es símbolo de la persecución nazi y la creatividad de la autora, muerta de tifus a poco de llegar al campo de concentración de Bergen Belsen a los 15 años.
El nombre de la hamburguesa es, efectivamente, repugnante, y hace pensar en los macabros y horrendos chistes sobre los millones de judíos muertos en campos de concentración nazis, convertidos en jabón… o en carne picada.
Entonces, el local corrió a cambiar el nombre de su nefasto producto: en el cartel ahora la hamburguesa se llamaba “Ana Bolena”.
Pero pocos notaron que con este cambio el genial creativo de la hamburguesería demostraba no haber aprendido absolutamente nada.
¿Quién era esta otra Ana? La segunda esposa de Enrique VIII de Inglaterra, el que había fundado la religión anglicana para poder divorciarse de su anterior esposa y tener un heredero varón. Ana tampoco se lo dio, y en un caso que hoy caería derechamente en el concepto de femicidio, Enrique inventó pruebas falsas de adulterio y ordenó que le cortaran la cabeza.
Para protestar por este nuevo nombre gastronómico, les faltó presteza a los mismos medios para consultar a connotadas agrupaciones feministas, tanto en Rafaela como a nivel nacional y continental. Es una afrenta a los derechos de la mujer, un espantoso chiste sobre una esposa asesinada por su poderoso marido.
Pero ambas Anas son, en mi criterio, muestran de un problema mucho más extendido y pernicioso. Uno que se refleja en los carteles enormes que presiden la hamburguesería en cuestión. En letras mucho más grandes que los horrendos chistes de los platos, se lee cuatro veces la frase: “Why not?”.
¿Por qué no? Es con esta pregunta aparentemente inocua que debe entenderse el mezclar a Bob Marley y Elvis Presley (las otras hamburguesas) con Benito (Mussolini) y Adolf (Hitler). Es más que la Biblia y el calefón: es dar patente de aceptable a los genocidas al emparentarlos con músicos y artistas.
¿Por qué no?, dice el gran cartel del fast food. Este es el tiempo del “por qué no” aceptar que cualquier agravio debe ser permitido, porque el único valor es el animarse a decir lo “políticamente incorrecto”. Ser incorrecto es visto por muchos hoy – y usado por más de uno en campañas políticas – como sinónimo de ser rebelde, atrevido, valiente al desafiar las imposiciones del respeto al que piensa distinto, al que viene de otro país o profesa otra religión.
Por qué no pedir unas divertidas papas Adolf, entonces, o por qué no comerse una incorrecta hamburguesa Ana Frank, o Ana Bolena.
¿Y quién puede quejarse? Solamente el que es mencionado en el chiste de mal gusto. Una broma hiriente hacia los homosexuales es contestada por la comunidad que los agrupa. Un ataque a los ciegos, por su propia agrupación. “Insultaron a los tuyos: ¿cuál es la respuesta de ustedes?”
El acto reflejo de preguntar a los representantes de la comunidad a la que pertenecía Ana Frank si se siente agraviada muestra lo difícil que es escapar de la lógica del tribalismo. Llamar una hamburguesa como una víctima de una religión o un grupo étnico o religioso no es un ataque solamente contra esa comunidad. Es un agravio inaceptable a los derechos humanos. Humanos: de toda la humanidad.
En Alemania, llamar Adolf a una papa frita es delito. En un país admirado por su libertad de prensa y de opinión, el negacionismo sobre los crímenes de lesa humanidad está penado, y en su profundo trabajo de décadas sobre su pasado, casi todos los nietos y bisnietos de los antiguos nazis entienden que el horror no sólo fue contra judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, los “otros”. Fue contra la humanidad.
Así, si llaman a la siguiente hamburguesa Martin Luther King, la respuesta no debería ser que los periodistas corran a pedir la frase de queja y denuncia de la asociación que nuclea a los afroamericanos.
Todos somos Martin Luther King.
Todas y todos somos Ana Frank, y Ana Bolena.
Porque en un país democrático y civilizado no todo vale.

Publicado originalmente en el diario La Nación de Buenos Aires el 12 de agosto de 2023

profile avatar

Roberto Herrscher

Roberto Herrscher es periodista, escritor, profesor de periodismo. Académico de planta de la Universidad Alberto Hurtado de Chile donde dirige el Diplomado de Escritura Narrativa de No Ficción. Es el director de la colección Periodismo Activo de la Editorial Universidad de Barcelona, en la que se publica Viajar sola, director del Premio Periodismo de Excelencia y editor de El Mejor Periodismo Chileno en la Universidad Alberto Hurtado y maestro de la Fundación Gabo. Herrscher es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Periodismo por Columbia University, Nueva York. Es autor de Los viajes del Penélope (Tusquets, 2007), publicado en inglés por Ed. Südpol en 2010 con el nombre de The Voyages of the Penelope; Periodismo narrativo, publicado en Argentina, España, Chile, Colombia y Costa Rica; y de El arte de escuchar (Editorial de la Universidad de Barcelona, 2015). En septiembre de 2021 publicó Crónicas bananeras (Tusquets) y su primer libro colectivo, Contar desde las cosas (Ed. Carena, España). Sus reportajes, crónicas, perfiles y ensayos han sido publicados The New York Times, The Harvard Review of Latin America, La Vanguardia, Clarín, El Periódico de Catalunya, Ajo Blanco, El Ciervo, Lateral, Gatopardo, Travesías, Etiqueta Negra, Página 12, Perfil, y Puentes, entre otros medios.

 

Obras asociadas
Close Menu