Rafael Argullol

Delfín Agudelo: Te refieres sin duda al personaje principal de la novela de Musil Las tribulaciones del joven Törless.
R.A.: Me refiero a ese personaje que para mí culmina todo el género de novela de aprendizaje o bildungsroman, que empieza a finales del siglo XVIII y sobre todo llega a su eclosión en el XIX. No obstante, esta obra es de principios de siglo XX y a pesar de esto, sigue completamente esa tradición. De hecho podemos establecer un claro paralelismo entre lo que pretendió Robert Musil con el joven Törless y lo que había pretendido Goethe en Las desventuras del joven Werther. Mientras que Werther es un héroe dominado por el sentimentalismo, por el heroísmo de la emoción- que finamente acaba en un proceso autodestructivo y suicida-, Törless, que sería en cierto modo su heredero cien años después, es un muchacho que está en el final de la adolescencia, en una academia militar y se distingue de Werther porque es un chico que se aleja del emocionalismo, del sentimentalismo. Es un carácter literario muy interesante porque intenta definir una trayectoria en la formación del ser humano, en este caso, de un adolescente que está acabando de serlo, que está sobre todo centrado en la reivindicación de la libertad individual. Törless, en un mundo como era el de principios del siglo XX, oprimido por las ideologías colectivas y las ideologías de masas, reivindica esa trayectoria individual más allá de las mismas ideologías, y más allá de esas extrañas complicidades que se originan entre el bando de los fuertes y el de los débiles. Me parece, pues, un carácter literario magistral que luego el propio Musil dará continuidad con el personaje Ulrich de su gran novela El hombre sin atributos. Por tanto creo que en el momento en que intentamos ver los distintos perfiles humanos, sobre todo masculinos, de alguien que pasa de la adolescencia a la madurez, creo que uno de los prototipos más interesantes que ha construido la literatura moderna es el del joven Törless.